La devoción a la Virgen de la Caridad recorre de nuevo calles de La Habana

Por: Mario Vizcaíno Serrat (mvserrat@gmail.com)

Cientos de personas católicas y devotas de la Virgen de la Cariad del Cobre se unieron este viernes y recorrieron varias calles del municipio Centro Habana, en su deseo de reverenciar a la Patrona de Cuba, un gesto de admiración al que se sumó una parte de la sociedad que no frecuenta las parroquias, pero venera a la Madre de los cubanos.

La procesión, que arrancó frente a la Basílica Menor y Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Caridad, alternó cantos religiosos como “Santa María del Camino”  con oraciones y una alocución del padre Ariel Jáuregui, párroco de esa iglesia.

Versos como «aunque te digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad», acompañaron a la multitud, que varias veces durante el trayecto pidió a la Virgen de la Caridad que acompañe y proteja a las familias cubanas

Muchas personas pidieron también a la Patrona de Cuba que protegiera a los ancianos, los enfermos, a los presos, así como paz, alegría y esperanza para la sociedad cubana de hoy.

Los historiadores coinciden en que la Virgen de la Caridad del Cobre es la más cubana  de las advocaciones marianas, desde que en 1612 fue hallada su imagen, flotando sobre una tabla. Los tres buscadores de sal que la encontraron en la bahía de Nipe, en el oriente del país, los hermanos Juan y Rodrigo de Hoyos, y Juan Moreno, un niño esclavo, la  trasladaron al poblado de El Cobre.  Desde entonces los cubanos miran a la Virgen de la Caridad  como a una protectora de sus vidas, más aún en momentos o tiempos de desesperanza, peligro, precariedad.

Durante la procesión de este viernes en La Habana uno de los detalles más admirables  fue palpar la relación personal y humana que los cubanos establecen con la Virgen de la Caridad del Cobre, y buscan los mejores sitios y ángulos para retratarla con sus teléfonos en la urna de cristal donde es trasladada durante el recorrido.

Este viernes, una señora peleaba en voz baja con su esposo porque no estaba en el lugar indicado para retratar a la Virgen, y minutos antes una joven dirigía a su familia para colocarse en la posición ideal para captar la imagen de la venerada Madre de los cubanos. En recorridos como esos, cada ocho de septiembre, la gente quiere atrapar a la Virgen de

la Caridad en fotos con una ansiedad desbordada y todo el amor de que es capaz.

Al final del recorrido, el arzobispo de La Habana, cardenal Juan de la Caridad García, dio la bendición a los habaneros presentes y a todos los cubanos, y deseó que la compañía de la Virgen de la Caridad proteja a las familias.

Las procesiones del ocho de septiembre son hitos cargados de emociones desde lo más personal de cada una de las personas que participan en el periplo, que suele durar una hora, durante el cual abundan las canciones alegóricas. En la más reciente, “Veneración”,  inspirada en la Virgen de la Caridad, resultó una apoteosis a mitad del recorrido, y no hubo una persona que no cantara:” Y si vas al Cobre quiero que me traigas una Virgencita de la Caridad/ Y si vas allá donde está Cachita tráeme una estampita para mi mamá”.

Sin embargo, la más sentida de las canciones fue reservada para acompañar a la Virgen en el tramo final, antes de que regresa al Santuario, la conocida canción «Virgen Mambisa»:

«Madre, que el sudor de tus hijos te ofrezca su trabajo creador. Madre, que el amor a mi tierra nazca del amor a mi Dios. Todos tus hijos a ti clamamos, Virgen Mambisa, que seamos hermanos».

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