Religiosos y laicos desean una Iglesia más activa 

Reunión-Sínodo 2023
Reunión-Sínodo 2023
Miembros de comunidades de la Arquidiócesis de La Habana demandaron una Iglesia más activa con funciones pastorales acordes a la realidad actual y una labor más rica fuera de los templos.
Tanto el alcance como la renovación de las relaciones de la Iglesia y sus miembros permanecen en el centro de debates de la etapa actual del Sínodo, como se vio durante un Taller de sinodalidad desarrollado este sábado en la Casa Sacerdotal, para echar luz sobre temas decisivos de la vida eclesial diocesana.
La etapa continental del Sínodo, un proceso convocado por el Papa Francisco para renovar la Iglesia católica, ha profundizado en los criterios de etapas anteriores y dado la oportunidad de escuchar las voces de hermanos de otras Iglesias locales de la región y del mundo.
En La Habana, la Iglesia encuentra suficientes piedras en el camino como para no dejar de trabajar sin descanso, con el consuelo de saber que muchas de las dificultades son universales, una condición que permite pensar más en grupos y generar entre todos los posibles alivios y soluciones.
Durante debates en grupos, en los que se extrañó la presencia de los sacerdotes de las diferentes comunidades, los argumentos, propuestas de soluciones, quejas, inconformidades y satisfacciones fueron expuestas tras una charla bíblica en torno al capítulo 10 de los Hechos de los apóstoles sobre la conversión de Cornelio, a cargo del sacerdote Yosvany Carvajal, párroco de la Catedral de La Habana y rector del Centro Cultural Padre Félix Varela, una historia cuya enseñanza se traduce en que acercar y enseñar el Evangelio a todos es una actitud inclusiva que cumple con el amor de Dios al prójimo.
¿Qué prioridades consideras que deben ser reflexionadas en la primera sesión de la Asamblea sinodal que tendrá lugar en Roma en octubre de 2023? Es una de tres interrogantes generales que guiaron los debates durante el mencionado taller, en el que afloraron los deseos individuales y colectivos de superar asuntos como el clericalismo en las comunidades, crear, activar y renovar los consejos parroquiales, fomentar el diálogo entre grupos religiosos diversos y con los agnósticos y ateos, llevar el ecumenismo a un estadio superior, presentar el Evangelio en realidades difíciles y temas controvertidos.
En estas polémicas, que presidió el cardenal Juan de la Caridad García, arzobispo de La Habana, salió a relucir además la formación del clero y el laicado para actualizar el Concilio Vaticano II a las necesidades actuales.
El Concilio Vaticano II fue convocado por el Papa Juan XXIII en los años 60 y considerado uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX. Durante sus sesiones fueron debatidos temas que 40 años después tienen vigencia, como la liturgia, la comunicación social, el ecumenismo, la libertad religiosa, la educación cristiana, la revelación divina y la Iglesia en el mundo moderno.

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