Recorrer el planeta de la mano del coleccionista cubano Emilio Cueto y encontrarse con José Martí de múltiples maneras es una experiencia que cualquier cubano debería experimentar, como lo hicieron decenas de personas que acudieron al Centro Cultural Padre Félix Varela para comprobar la huella universal del apóstol de la independencia de Cuba.
Se trata de algo que Cueto, un investigador histórico residente en Washington, hace con naturalidad, pero que asombra al espectador: desde una mesa frente al auditorio va mostrando fotos, la mayoría hechas por él en viajes personales, con un sinfín de escuelas, estatuas, bustos, bibliotecas, universidades, sellos postales y obras de arte que muestran el rostro, el nombre o las obras del escritor y poeta cubano más estudiado de todos los tiempos.
En el Centro Cultural, Cueto ofreció su conferencia en el Aula Magna, presidida por un busto del padre Félix Varela, dueño de una sentencia que también recibe al visitante en el antiguo seminario de San Carlos y San Ambrosio: “No hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad”.
Escoltado por su compatriota, uno de los paradigmas de la ética y el civismo cubanos, el coleccionista, como si pilotara una nave con los espectadores a bordo, mostró hasta el detalle inesperado la presencia de Martí en cientos de ciudades, país por país, continente por continente.
A través de las traducciones de su obra es posible conocer a Martí, “porque la cantidad de personas no hispanohablantes, ¿cómo pudieran leerlo?”, se preguntó Cueto durante uno de los momentos de una intervención que duró dos horas y en la que apenas se detuvo.
Además precisó, orgulloso, que Martí también ha sido objeto del interés de compositores extranjeros, autores de 707 piezas musicales entre inspiradas en el Héroe Nacional de Cuba y obras suyas musicalizadas.
Hasta en Australia y en Corea del Norte Emilio Cueto ha ubicado la presencia del fundador del Partido Revolucionario Cubano, organizador de la segunda guerra de independencia contra el poder colonial español, en 1895.
Al referirse a España, precisamente, el historiador celebró que en casi toda la nación europea hay un homenaje cotidiano a Martí en forma de monumentos, eventos, tarjas y bustos, entre otros detalles que ponen de manifiesto la grandeza de un hombre cuyo legado está por encima de la enemistad que hasta hace poco más de cien años envolvió a España y Cuba.
“El antiguo enemigo supo reconocer y honrar a Martí, de manera que en casi todas las provincias españolas hay alguna huella suya”, comentó Cueto antes de mostrar, una por una, las variadas y abundantes piezas que incluso difunden al prócer cubano entre los visitantes a España mediante una imagen de Martí que está en el aeropuerto de Barajas, cuyo tráfico de pasajeros fue de más de 28 millones en la primera mitad de 2023.
En cuanto a Estados Unidos, la reverencia martiana es elocuente. La ciudad de Miami, donde vive alrededor de un millón de cubanos, perpetúa la memoria del gran poeta. El registro de Cueto da cuenta de varias escuelas con el nombre del precursor del modernismo, y un desfile martiano cada 28 de enero, fecha de su nacimiento, en tanto la ciudad de Hialech, convertida por los cubanos en una extensión de la Isla, también en la Florida, exhibe un busto y su biblioteca tiene a Martí a tamaño grande.
En San Agustín, donde falleció Félix Varela, al final de su exilio estadounidense, hay un busto del autor de los Versos sencillos, en tanto hay dos en Tampa, otra ciudad de la Florida que Martí visitó veinte veces en un período de tres años y en la que obtuvo fondos que aportaron trabajadores, entre ellos lectores de tabaquería, para la guerra de independencia en la Isla. De Tampa, Martí escribió, al referirse a sus habitantes: “Pueblo —fiel el pueblo educado— donde aprenden a pensar en la misma mesa donde se ganan la vida”.
Las investigaciones de Cueto han permitido saber que Martí ha sido traducido a treinta y dos lenguas, está en treinta y siete sellos postales, así como en 254 ciudades de setenta y un países, entre ellos muchos latinoamericanos y europeos, incluso en naciones como Serbia y Guinea Bissáu.
Gracias a su conferencia Tras la huella de José Martí en el mundo, que con anterioridad ofreció en la Biblioteca Nacional de Cuba, Emilio Cueto tomó de la mano a los espectadores en el Centro Cultural Padre Félix Varela y los condujo en un periplo cargado de información e imágenes en forma de testimonio y con una porción de ternura hacia José Martí, un detalle difícil de pasar por alto y por el cual el auditorio parecía embelesado, capaz de continuar otras dos horas en el recorrido.
El periplo imaginario tuvo otra nota sublime con un programa breve pero intenso que preparó la cátedra de música sacra del Centro Cultural, para sumarse a la reverencia al Día de la Cultura Cubana de la que formó parte la conferencia martiana.
Quienes han visitado en Washington a este abogado de profesión, que tocó al piano Clave a Martí al despedirse del Aula Magna, se han ido de su casa impresionados por la obsesión de un hombre que colecciona de la Isla todo, al punto de que el sacerdote Yosvany Carvajal, director del Centro Cultural, al darle la bienvenida, recordó que, una vez de visita en su hogar, Emilio Cueto le enseñó sus archivos con los nombres y trayectorias de todos los sacerdotes en la historia de la Iglesia católica cubana, entre ellos el del propio Carvajal. Ω
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