Alocución, 13 de noviembre de 2022, XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

por: paadre Yosvani Carvajal

(Canto)

Queridos hermanos y hermanas, feliz domingo para todos, que la Palabra de Dios que escucharemos y meditaremos hoy nos abra el corazón y la inteligencia para comprender los designios de Dios en nuestra vida y nos de la fuerza para hacer en todo momento su voluntad. Estamos en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario y a medida que nos acercamos a la solemnidad de Cristo Rey y, por tanto, al final del Año Litúrgico, los textos de la Palabra de Dios nos presentan el tema escatológico, es decir, todo lo que tiene que ver con el fin de la vida y del mundo, entendido este fin como finalidad o propósito y no sobre cómo será el final de la existencia.

(Evangelio)

Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, antes de narrarnos los acontecimientos de la pasión y muerte de Jesús, introducen estos discursos de Jesús sobre el fin último de todo y la instauración definitiva del Reino de los Cielos. Cuando comience el Adviento, que es el tiempo que da inicio al Año Litúrgico se retoman estos temas del final y la venida de Cristo para decirnos de esta manera que fin e inicio se relacionan; el punto de partida se convierte en punto de llegada, el proyecto de Dios en el inicio se realiza al final. El capítulo 21 de Lucas nos presenta la ocasión en que Jesús enseña sobre el fin de los tiempos. Al ver a algunos que alababan la belleza de las piedras del templo de Jerusalén y todo el esplendor que poseía el santuario donde habitaba Dios, según la tradición de los coterráneos de Jesús. Jesús afronta el sufrimiento y la muerte, es decir, su Pasión y Cruz, con la certeza de atravesar la noche oscura del dolor resucitando a la luz de la vida, que es la victoria de Dios sobre el mal y la muerte. Él nos dice a nosotros sus discípulos de no tener miedo y de ser perseverantes en el bien, que no se preocupen por el final, porque en el final, Dios tendrá la última palabra. Que toda situación difícil se puede convertir en ocasión de bien y santificación para los que creen verdaderamente en Él. La perseverancia que Jesús nos pide hoy es saber permanecer fieles al Señor y con esta firmeza salvaremos la vida.

(Canto)

La primera lectura está tomada del profeta Malaquías. La palabra “malaquí” significa “mi mensajero”, y el texto nos presenta la suerte de los que temen a Dios. Temor de Dios en la Biblia y, por tanto, en la fe cristiana, no significa sentir miedo de Dios, sino tomarse las cosas de Dios en serio; significa ser justos delante de Él. Este texto nos describe cómo procederá el Señor para dar cumplimiento a sus promesas: actuará con justicia usando la imagen bíblica del fuego que purifica y la del Sol que ilumina, llamándolo “Sol de Justicia”.

Jesús es el Sol que nace de lo alto. Como decimos en el Adviento y en la Navidad “para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte y para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. Sabemos que para eso ha venido y vendrá el Señor, para regir el Orbe con justicia y los pueblos con la rectitud propia del amor.

Pero el esperado encuentro y definitivo con el Señor no nos puede cruzar de brazos. Ante el mal que hay en el mundo o el que puedas estar padeciendo tú personalmente, hay mucho que hacer para que la Palabra y el amor de Jesús sean conocidos. Es por eso que san Pablo nos pide trabajar por el reino de Dios todos los días, cada uno desde la realidad de su vida y el quehacer cotidiano, sin interrumpir el empeño que como cristianos tenemos en lo social y lo civil.

(Canto)

Jesús, con su Buena Noticia, propone un mundo nuevo; el mundo viejo desaparecerá, será destruido. Ese mundo del mal y de la esclavitud del pecado, de la explotación de los débiles e indefensos, ese, desaparecerá. ¿Cuándo sucederá? No sabemos, pero esto no es lo que le interesa a Jesús, sino cómo debemos colocarnos y con qué actitud vivir ante ese final que nos espera. ¿Qué lecciones podemos sacar los cristianos de este Evangelio para nuestra vida? Jesús no quiere que se mantenga ese modo de relacionarnos con Dios, como el que se conocía hasta entonces en su tierra, y por eso no quiere que quede ni una piedra de ese modo de creer en Dios. La destrucción del templo material es un pasaje del antiguo templo al nuevo templo que es Jesús. Jesús es el nuevo templo y los sacrificios válidos para Dios son las obras del amor. ¿Cómo vivir este tiempo de pasaje del antiguo al nuevo templo que es Jesús?

1. Nos dice Jesús: no vayan detrás de ellos, es decir, de los falsos mesías. Aquellos que vendrán con cierto mesianismo proponiéndose como la solución a todos los problemas. No confundamos el mundo nuevo de Cristo con la última novedad, con la última moda, con elecciones morales contrarias al Evangelio.

2. Jesús usa un lenguaje muy conocido en su época que es lenguaje apocalíptico, que no tiene nada que ver con catástrofes o destrucciones. Jesús no quiere espantarnos de miedo. Ese lenguaje es para fomentar la esperanza, no el miedo. El cristiano, queridos hermanos, ante los eventos descritos de guerras, revoluciones, traiciones, etc., nunca dice “no hay nada que hacer”, “esto no tiene remedio”, nunca se desanima ante la dificultad. Cristo nos dice “alcen la cabeza, se acerca la liberación”. Esa liberación está en Él. El mundo nuevo no está lejos o es inalcanzable, está a la puerta, está cerca, está en Jesús.

3. Si seguimos a Cristo habrá un precio que pagar. Jesús no nos asegura una vida fácil o la eliminación de los problemas. Seguir al Maestro ocasiona, no pocas veces, incomprensión y obstáculo. El mundo viejo se aferra y no quiere desaparecer y lucha para lograrlo, y es en esta circunstancia donde debemos dar testimonio del amor de Dios, amando incluso, al enemigo. Cuando las cosas se ponen difíciles no podemos perder la oportunidad de dar testimonio, pues con nuestra perseverancia nos salvaremos. Nada se perderá en la dificultad, hay que perseverar en la fidelidad a Cristo.
(Canto)

Hermanos y hermanas, como es tradición desde hace 503 años, La Habana festeja a su santo patrono San Cristóbal, mártir de la fe en los primeros siglos del cristianismo. Este año las celebraciones en la Catedral de La Habana comienzan el día 15 de noviembre a las 5:00 p.m. con la Misa de Vísperas presidida por nuestro pastor su Eminencia el Cardenal Juan García, arzobispo de La Habana. Al finalizar la celebración eucarística, saldrá del templo la procesión con la imagen de San Cristóbal, patrono de la ciudad y la Arquidiócesis desde La Habana por las calles de nuestro centro histórico.

El 16 de noviembre, día de San Cristóbal y Aniversario Fundacional de la Ciudad, a las 6:00 de la mañana, el Padre Yosvani Carbajal, un servidor, párroco de la Catedral, oficiará la Misa de los Mudos, antigua práctica de los devotos que cumplen sus promesas al protector de los viajeros. A las 10:30 de la mañana el rector del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Regla, padre Roberto Betancourt, celebrará la segunda misa del día. A las 3:00 de la tarde tendremos los bautizos de niños, a las 5:00 de la tarde será el momento de adoración del Santísimo Sacramento y bendición a los fieles, a las 6:00 de la tarde el nuevo Obispo Auxiliar de La Habana, Monseñor Eloy Domínguez, presidirá la solemne misa dedicada a los emigrantes. Te esperamos.

Como hijos de Dios que somos y con la esperanza cristiana en nuestros corazones oremos con las palabras que Jesús nos enseñó:

(Oración del Padrenuestro)

El Señor esté con ustedes… Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes, sus familias y les acompañe siempre… Amén.
(Canto)

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