Alocución, 17 de julio, XVI Domingo del Tiempo Ordinario

Por: Presbítero Eloy Ricardo Domínguez Martínez Obispo Auxiliar de La Habana (Electo)

Hoy 17 de julio, XVI Domingo del Tiempo Ordinario Litúrgico, se proclaman en todas las Iglesias Católicas el Evangelio de Lucas capítulo 10 versículo del 38 al 42.

 

(EVANGELIO)

 

Queridos hermanos y hermanas, alabado sea Nuestro Señor Jesucristo por los siglos de los siglos. Amén. Que la paz que el Señor nos da esté con todos los que escuchan este mensaje y también para aquellos que hacen posible dicha emisión. El Evangelio que acabamos de escuchar nos narra la llegada de Jesús con sus discípulos a casa de unos amigos en Betania: Marta y María, las hermanas de Lázaro. María, quien es reconocida como aquella que derramó perfume sobre la cabeza de Jesús, la vemos ahora a sus pies escuchando atentamente al Maestro. En cambio Marta, su hermana, queriendo dar un recibimiento adecuado al Señor, se afana en los preparativos hogareños para con los visitantes. Sabemos que, en un momento determinado, esta se inquieta y pierde la paz en dichas ocupaciones.

Las actitudes de estas dos hermanas han sido vistas por algunos como dos modelos de vida contrapuestos. Por un lado, María, como ejemplo escucha y dedicación a la Palabra de Dios y la contemplación terrena. Mientras que, por otro lado, Marta representa la imagen de la vida activa de trabajo. Sin embargo, sabemos que ambas actitudes han de complementarse en la vida de todo cristiano, ni caer en el activismo queriendo servir al Señor pero sin escucharlo, ni querer escucharlo tanto que lleguemos a descuidar nuestro trabajo y quehacer diario. San Agustín al recordar a María y a Marta manifiesta que “ambas se unieron al Señor, ambas le sirvieron en unidad de corazón cuando vivían en la carne de este mundo”.

El Evangelio este domingo nos ayuda a realizar un examen de conciencia y poder identificar qué rol asumimos en nuestra vida cristiana, el de María o el de Marta. Te pregunto hoy, si Jesús entrara en nuestra casa ¿qué postura asumiríamos? ¿Qué aspectos de la vida diaria te preocupan e inquietan? ¿Qué te impide acercarte a Jesús y dedicarle un momento a él? ¿Qué tienes en tu vida como cosas esenciales a las que les das prioridad? ¿En alguna de ellas está Dios?

 

(CANTO)

Había una vez una señora que, al conversar con sus amigas, presumía muy orgullosa de tenerlo todo en orden en su casa, con su esposo e hijos. Todo lo tenía limpio, pulcro y ordenado. Todos comían a su hora y hasta el perro estaba perfectamente cuidado. Sin embargo, sentía que algo le faltaba, mas no descubría qué podía ser, y mientras una de sus amigas compartía su experiencia hogareña, descubrió que su vacío era la falta del encuentro y contacto con los suyos, a quienes muchas veces pasaban los días y no había un saludo, un beso, un abrazo, una escucha, un “te quiero” de ambas partes.

Te pregunto hoy, ¿te sientes identificado o identificada en esta historia? ¿Crees que has convertido tu vida en un constante hacer? ¿Crees que valdría la pena tener un tiempo para organizar nuestras vidas y descubrir qué es lo realmente esencial que llene nuestros vacíos? No se puede olvidar el comentario de Jesús ante las actitudes de Marta y María, “sólo una cosa es necesaria, la presencia de Cristo en aquella casa”, en tu trabajo, en tu hogar, en tu familia, en tu vida. Sólo teniendo a Jesús en el centro de tu vida podrás hallar el verdadero sentido de la misma.

¿Qué podemos aprender de Marta y María? Marta y María son muy diferentes en carácter y dones, y esto se refleja en sus reacciones y comportamiento con respecto al Señor. Sin embargo, ambas pueden enseñarnos cosas importantes para nuestro caminar en Cristo.

Primero: Ser hospitalarios. Marta era una gran anfitriona. Ella no se quejó de las visitas inesperadas de Jesús y sus discípulos, sino que los recibió con todo el honor que merecían. Te pregunto, ¿tienes tu casa abierta a los demás? ¿Cuándo la gente va a tu casa se siente a gusto? No se olviden de mostrar hospitalidad con todos.

Segundo: Elegir la mejor parte. Jesús alabó la actitud de María porque ella escogió la buena parte. Que el servicio a la obra del Señor no nos haga olvidarnos del Señor de la obra. Tengamos cuidado estar tan ocupados que descuidemos lo más importante. Antes del servicio viene la adoración y comunión con el Señor.

Y tercero: Aprende más de Jesús. No te canses de aprender más de la persona y obra de Nuestro Salvador. Busca la Palabra de Dios día a día, y siéntate a los pies de Jesús, deja que él te enseñe a través del estudio de las escrituras, como hacía María.

 

(CANTO)

Te invito a que hagas un rato de oración y pídele a Dios que te ayude a equilibrar estos dos aspectos vitales en tu vida: oración y trabajo.

Puedes preguntarme, ¿y qué cosa es oración? Oración es entrar en diálogo con aquel que me escucha porque me ama. ¿Y qué hace falta para hacer oración? Un corazón dispuesto y elevarlo a Dios con sus alegrías y sus penas. La oración no es de un día, la oración es de todos los días. Vayamos, por ejemplo, a nuestros campos de Cuba y podemos ver un animal tan preciado como la gallina. ¿Qué podemos aprender de ella con relación a la oración? Antes de iniciar a poner sus huevos, ella busca un lugar seguro y ahí construye su nido, a su gusto y tamaño, y una vez que empieza es constante, todos los días, perseverante, no habrá obstáculo que le impida a ella poner su huevo. Cada día a la misma hora, y lo más esencial, lo hará con esperanza. Por supuesto que algo bueno saldrá de ahí; así mismo tiene que ser nuestra oración, constante. Todos los días dedicarle un tiempo a Dios. Perseverante a pesar de las dificultades, el trabajo y las preocupaciones, no pasar por alto ese tiempo con Dios, y sobre todo orar con esperanza, pues la esperanza nunca, nunca defrauda, como nos dice San Pablo.

 

(CANTO)

Señor Jesús, deseamos acogerte en nuestra existencia, para que tú vengas a transformarla, a llenarla de tu presencia y orientarla con tu palabra. A cada petición respondamos:

“Cristo, dador de vida, intercede por nosotros”.

Por la Santa Iglesia extendida por todo el mundo, para que obtenga la plenitud del amor de Dios y sea fiel a la misión que Jesús le ha encomendado, oremos…

“Cristo, dador de vida, intercede por nosotros”.

Por nuestra patria y por todas las naciones, para que crezca en ella la concordia, la justicia, la libertad y la paz, oremos…

“Cristo, dador de vida, intercede por nosotros”.

Por los que viven en el mundo del dolor y padecen algún mal, para que el señor Jesús venga en su auxilio, los confirme en la esperanza y sean confortados por nuestra caridad fraterna, oremos…

“Cristo, dador de vida, intercede por nosotros”.

Por el aumento de vocaciones sacerdotales y religiosas, a la vida matrimonial y laical en nuestra nación, oremos…

“Cristo, dador de vida, intercede por nosotros”.

Por las nuevas generaciones, para que, como María, estén atento a la escucha del mensaje de Dios y prestos a servir como Marta, oremos…

“Cristo, dador de vida, intercede por nosotros”.

Por todos los cristianos, para que escuchando el mensaje de Jesucristo sepamos llevar una vida de oración que dé sentido a las tareas de cada día, oremos…

“Cristo, dador de vida, intercede por nosotros”.

 

Siguiendo las enseñanzas del Maestro, digamos juntos la oración que el mismo Cristo nos enseñó.

 

(Oración del Padrenuestro)

Que el Señor Jesús, dispensador de los bienes celestiales y terrenales, les bendiga y les guarde, les acompañe en su caminar y les proteja siempre. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo… Amén.

Tengan todos un feliz domingo en familia y mucho ánimo en el Señor.

 

(CANTO)

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