*SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS*
La Crucifixión es el momento culmen del ofrecimiento de Dios por la salvación del mundo. La obra redentora de Cristo está sintetizada en esas siete palabras dichas desde la Cruz.
La meditación de las Siete Palabras se realiza, tradicionalmente, el Viernes Santo, y evoca lo dicho por Jesús antes de entregar su vida, cumpliendo la voluntad del Padre para la salvación de la humanidad. Con las lecturas del Sermón, se recuerda el clamor de Jesús a Dios por el perdón de los que lo crucificaron, el anuncio de la vida eterna para quienes creen en él y su preocupación por el bienestar de la Madre.
Este momento, con el que se nos invita a reflexionar en el sacrificio de Jesús en la Cruz, también será acompañado en la parte musical por la Cátedra de Música Sacra del Centro Cultural Padre Félix Varela, con una propuesta que incluye a importantes compositores y las interpretaciones de la soprano Johana Simón, el tenor David Delgado, la pianista Lianne Vega y la Schola Cantorum Coralina (Dir. Lisandra Rodríguez).
Entre los sacerdotes invitados a esta predicación se encuentran el Rev. Pbro. Troadio Hernández (párroco de Nuestra Señora de la Merced, Bauta); Pbro. Vladimir Aguilar (párroco de San Juan Bautista, Jaruco); Pbro. Ariel Suárez (rector de la Basílica Nuestra Señora de La Caridad); Fray Raisel Matanzas, o.p. (Padres Dominicos, San Juan de Letrán); R.P. Antonio Diego (rector del Seminario San Carlos y San Ambrosio); Pbro. Alfredo San Juan Guilarte (párroco de Nuestra Señora de la Asunción, Guanabacoa) y Pbro. Yunior Antonio Delgado (párroco de Nuestra Señora de la Paz, Nueva Paz). La celebración estará presidida por el cardenal y arzobispo de La Habana, Mons. Juan de la Caridad García.
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”(Lc. 23, 34).
“Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc. 23, 43).
“Mujer, ahí tienes a tu Hijo… Ahí tienes a tu madre” (Jn. 19, 26).
“¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” (Mc. 15, 34).
“Tengo sed” (Jn. 19, 28).
“Todo está consumado, todo está cumplido” (Jn. 19, 30).
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23, 46).
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