Crónicas de Dulce María, deliciosos divertimentos

Por: Fernando Rodríguez Sosa (frsosa52@gmail.com)

Dulce María Loynaz
Dulce María Loynaz

Yo fui (feliz) en Cuba. Los días cubanos de la Infanta Eulalia (Colección El Fausto, Ediciones Loynaz, 2022, 52 pp.) permite descubrir varios textos poco conocidos de Dulce María Loynaz, originalmente publicados en el periódico habanero El País, en la década de 1950.

Son seis textos aparecidos entre el 29 de enero y el 5 de marzo de 1955 bajo el título “Crónicas de Ayer”, que recrean la visita a Cuba, en mayo de 1893, de doña Eulalia de Borbón, Infanta de España, la primera representante de la realeza española en viajar a la isla.

Mediante una inteligente y cuidada narración, la escritora entrelaza fragmentos de las crónicas que en su época reflejaron la estancia de la Infanta y su esposo don Antonio de Orleans en la capital cubana con pasajes de las propias memorias de la ilustre integrante de la familia real.

En “La gran toilette de la Infanta” (29 de enero de 1955), texto que abre el cuaderno, Dulce María Loynaz explica los propósitos que animaron a la Corona a enviar a la isla a la Infanta Eulalia, “mujer joven, inteligente y atractiva”:

 

“Enviaba España a su Infanta en momentos difíciles, en ruta erizada de escollos que solo una mujer encantadora, con gracia y sumo tacto podía sortear. Diremos en su honor que si bien ella no evitó ni podía evitar el curso histórico de los acontecimientos, no debe negarse que se captó durante el breve tiempo que estuvo entre nosotros, las simpatías populares, aun a sabiendas de que prodigadas a su real persona, las tomaría para sí, la casa reinante de donde procedía”.

 

A través de estas páginas, el lector conocerá desde el recibimiento a la distinguida visitante en el puerto capitalino hasta la abigarrada decoración del aposento que le preparara el Capitán General, los vestidos y joyas que exhibió en esos días habaneros y las fiestas y bailes organizados en su honor.

Aparecen así anécdotas tan insólitas como el hecho de que la Infanta —sin plena conciencia de su decisión— desembarcara en La Habana vestida con los colores de la bandera que enarbolaban los cubanos que luchaban por la libertad e independencia de la patria.

Es innegable la delicada belleza que aflora al leer la prosa de Dulce María Loynaz, como lo evidencia este fragmento de “Infanta Eulalia: función de gala” (5 de febrero de 1955), en que describe el entorno del Garden Party dedicado a la Princesa.

 

“…nos trasladan como en alfombra mágica, a un precioso vergel en las afueras de la población, lugar de veraneo de los pomposos Capitanes Generales.

”Plantas exóticas decoran los parterres trazados por lenotres tropicales; acequias y cascadas saltando por fingidos precipicios o deslizándose entre el boscaje, refrescan el ambiente delicado.

”Hay rosas estupendas y entre las rosas, gráciles mujeres más rosas que las rosas, más bonitas que la Infanta de España cuya presencia se festeja en aquel Garden Party.

”Pero ella es también una rosa muy fina: una rosa entre rosa y camelia, bajo el dosel multicolor, cambiante, estremecido de cientos de sombrillas”.

 

Las dos últimas crónicas —“El baile de los condes de Fernandina” (26 de febrero de 1955) y “Un fuego que se apaga” (5 de marzo de 1955)—, ambas acertadamente entrecruzadas en un logrado juego del tiempo y el espacio, revelan que estos textos son verdaderas joyas que ficcionan la realidad.

Poeta y narradora, Dulce María Loynaz (La Habana, 1902-1997) es autora de una amplia bibliografía que incluye, entre otros títulos, los poemarios Versos 1920-1938, Últimos días de una casa y Poemas náufragos; la novela Jardín; el libro de viajes Un verano en Tenerife y el cuaderno de memorias Fe de vida.

Considerada una de las voces más relevantes de las letras de habla hispana, Dulce María Loynaz es galardonada con altos reconocimientos literarios, entre ellos el Premio Nacional de Literatura de Cuba y el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes de España.

Yo fui (feliz) en Cuba… Los días cubanos de la Infanta Eulalia aparece por vez primera en 1993, gracias a la Editorial Letras Cubanas, en una entrega preparada para ser obsequiada por la autora a los Reyes de España, durante su visita a ese país para recibir el Premio Cervantes.

Este título se incorpora al catálogo de Ediciones Loynaz en el año 2003, para así enriquecer la obra de la escritora con estas crónicas que, como deliciosos divertimentos, confirman el alcance, trascendencia y permanencia del legado de Dulce María Loynaz para su tiempo y para el porvenir.

Ediciones Loynaz merece el elogio oportuno que reclamaba el Maestro, José Martí, ese que fomenta el mérito, por su labor constante en el rescate y publicación de la obra, tanto en verso como en prosa, de la gran escritora cubana, desde que el sello fue fundado, en 1991, en Pinar del Río.

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