La Habana: San Cristóbal nunca se ha ido

Por: Mario Vizcaíno Serrat

San Cristóbal, La Habana 2022
San Cristóbal, La Habana 2022
“Santo protector de los viajeros, rogamos tu intercesión para que nos asistas en nuestros proyectos y nos obtengas del Altísimo la seguridad de llegar felices y sanos a nuestro destino”.
Al leer esa última estrofa de una oración a San Cristóbal al final de la procesión este martes con la imagen del patrono de los habaneros, frente al monumento de El Templete, muchos de los fieles sintieron como si ese ruego hubiera sido hecho pensando en su drama personal o de sus familiares, en medio de una ola migratoria que ha llevado en el último año hasta Estados Unidos a más de 200 mil cubanos, de acuerdo con cifras manejadas por medios de prensa.
En verdad, la emigración es un fenómeno casi tan viejo como el tiempo, así como la necesidad de viajar, pero cada cual ve o siente el asunto según su situación personal o familiar. En el caso de los cubanos, el tema es como una válvula defectuosa que no cierra la entrada de agua y ésta se derrama de manera sostenida, en espera del arreglo de la pieza.
La procesión, como cada año, fue un espectáculo de comunión de católicos y otros ciudadanos con el santo que simboliza a la ciudad desde hace 503 años. Durante el recorrido de este martes, desde la catedral de La Habana hasta la Plaza de Armas, cientos de personas acompañaron a la imagen de San Cristóbal y a la de la Virgen María, en tramos muy alumbrados y otros prácticamente a oscuras.
Presidida por el arzobispo de La Habana, el cardenal Juan de la Caridad García, que antes había oficiado la Misa de Vísperas de San Cristóbal, en la propia catedral, la procesión fue animada por una banda que tocó piezas musicales alegóricas, mientras la multitud cantó algunos de los números más populares inspirados en Jesucristo y su martirio, como hace cada año por estos días.
Menos concurrida que la de la Virgen de la Caridad del cobre, el ocho de septiembre pasado, la procesión de San Cristóbal, sin embargo, resultó similar en la intensidad con la que fieles y ciudadanos en general acompañaron a la imagen del santo patrono, que ha vuelto a aparecer en la obra que el pintor Cosme Proenza, fallecido este año, elaboró como obsequio de los cubanos al Papa san Juan Pablo II, durante su visita a Cuba, en 1998.
Se trata de un óleo sobre lienzo, de colores vivos, en el momento en que San Cristóbal cruza el río con el báculo en su mano derecha y el niño Jesús en hombros, la imagen más conocida y simbólica de uno de los iconos más fuertes en la historia del cristianismo.
El hálito más tierno de la leyenda de San Cristóbal es que él cruzó a un pequeño que pesaba mucho y a quien no conocía, a través de un río, antes de que el niño le dijera que cargaba todos los pecados del mundo y le confesara que era Cristo. Por ese detalle se le considera el santo patrón de los viajeros.
Pero es evidente que la influencia espiritual de San Cristóbal es grande en La Habana: otro artista, Yohy Suárez, dejó su visión en una obra que tituló El Rey del mundo, a quien representa grande y fornido en el momento en que Cristóbal, con la carga del peso del mundo y entregado ante su Creador, se consagra a la fe cristiana. De ahí que el Niño aparezca como salvador del mundo: el orbe en su mano izquierda, la derecha en gesto de bendición y una corona, símbolo de la memoria, entendimiento y voluntad, las virtudes imprescindibles para ser y perdurar como pueblo, de acuerdo con la curadora Niurka Fanego, del Museo Nacional de Bellas Artes.
En esa obra, que acompañó a los asistentes a la Misa de este martes, Suárez cambió la escena tradicional del río por la Plaza de la Catedral, donde una gran cantidad de personas absortas miran expectantes a Cristóbal y Jesús.
Para los habaneros, en especial si son católicos, es un orgullo que alguien tan humano y generoso sea el santo que simboliza a la ciudad, una certeza que fortalece la esperanza en medio de las durezas de estos días.
Con esa fe, una herramienta fuerte del sostenimiento humano, los habaneros culminan hoy las celebraciones con bautizo de niños y varias misas, la última dedicada a los emigrantes, esta tarde a las seis, en la catedral de La Habana, donde San Cristóbal y Jesús se quedarán hasta el próximo enero, para acompañar, desde la obra de Yohy Suárez, a todo el que entre a la Iglesia buscando un poco de alivio.

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