San Cristóbal, La Habana, la vida

Por: Niurka Fanego Alfonso (Curadora, Museo Nacional de Bellas Artes)

San Cristóbal, celebración, La Habana 2022
San Cristóbal, celebración, La Habana 2022
“El Rey del mundo” llega a La Habana día a día, pero lo recibimos con particular amor cada 16 de noviembre. Nos lo trae San Cristóbal, quien pasó de ser Offero a llamarse Cristoforo: el portador de Cristo, aquel que lo llevó sobre sus hombros. Como gran pasaje hagiográfico, lleno de pasión y belleza, su vínculo con la Ciudad se carga de hermosas alusiones a nuestra historia y devenir, pues, de hecho, su festividad, que acontece el 25 de julio, se celebra en La Habana -como privilegio que agradecemos-, coincidiendo con la fecha fundacional de la hermosa villa portuaria.
Grande, fornido, Cristóbal es representado por Yohy Suárez. El artista ha escogido la iconografía que evoca al santo a medio camino entre la versión más cercana a la escala humana y los enormes Cristobalones que reniegan de la coherencia con tal referente. Es un gigante, sí, pues debió vadear un río con el peso creciente del Creador del mundo sobre sus hombros; y es gigante también porque su acción, cargada del milagro de la fe, expresa infinito amor hacia el prójimo, servicio por convicción y capacidad de renovar las energías físicas y espirituales a pesar de las adversidades.
El momento hagiográfico representado es aquel que expresa la admiración de Cristóbal por Cristo, y su definitiva filiación devocional; justamente, el pasaje que lo define y le da nombre, identidad, singularidad. Pero no se decanta por el momento inicial en el que el río está aún a medio cruzar y la incertidumbre y el miedo a no completar el viaje pesaban sobre el hombre común. Ha elegido el instante en el que ya Cristóbal, cargando el peso del mundo y rendido ante su Creador, se consagra a la fe cristiana. De ahí que el Niño nos llegue con sus atributos como Salvator Mundi: el orbe en su mano izquierda, la derecha, en gesto de bendición y una corona, símbolo de las tres potencias intelectivas: memoria, entendimiento y voluntad, acaso, virtudes imprescindibles para ser y perdurar como pueblo.
"El Rey del mundo", 2022
“El Rey del mundo”, 2022

 

La escena tradicional ha sido trasladada hacia la habanera Plaza de la Catedral. Las corrientes de agua son suplantadas por la marea humana, que, absorta, casi poseída, mantiene sus ojos expectantes para no dejar escapar ningún detalle de este dúo redentor. El santo y el Cristo Niño han sido sacados en un paso procesional a la manera de los tronos y las andas, en que los portadores quedan a la vista del público. La parihuela, limpia de decoración, muestra la humildad de la madera pulida y austera. No hay disfraces, ni más galas que aquellas con que se viste la fe introspectiva. Puede escucharse el silencio, en espera de que se obre el milagro.
Detrás, elevándose, varios globos aerostáticos se alejan, cargados de personas. Reciben el adiós de algunos que permanecen en la plaza entregados a presenciar la aventura. Inevitablemente, pensamos en el temerario, inquieto y explorador Matías Pérez, por lo que estaríamos ante una mirada alegórica a la historia habanera; pero es plausible sentir la representación como metáfora de nuestros tiempos, en los que las despedidas, no por cotidianas, resultan menos sobrecogedoras que la procesión en primer plano, puesto que de ambas se espera un milagro.
“El Rey del mundo” transita por La Habana en hombros de Cristóbal, nuestro santo patrono, venerado por aviadores, arrieros, marineros, conductores de todo tipo; también por viajeros, caminantes y atletas. Se le invoca ante la muerte súbita y su protección hacia los niños nos lo acerca en su prístina humanidad. A él le rogamos alejarnos de las desgracias e infortunios, ponemos en sus manos nuestra confianza.
Desde la belleza con que el arte enamora, celebramos la vida de ese que, en silencio, nos acompaña. En su báculo, flores y frutos alimentan nuestra habaneridad.
Yoandrys (Yohy) Suárez (La Habana, 1989)
Tinta sobre tela; 225 x 185 cm
Colección del artista

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