Alocución, 10 de octubre, XVIII Domingo del Tiempo Ordinario

         Hoy 10 de octubre, domingo XVIII del tiempo litúrgico ordinario, escuchamos en todas las iglesias católicas el evangelio según San Marcos, capítulo 10, versículos 17 al 30.

(EVANGELIO)

Ciertamente, quien se acercó a Jesús corriendo y se arrodilló ante Él y preguntó: ¿qué haré para heredar la vida eterna? era una buena persona, fiel a Dios y a sus mandamientos que los cumplía desde joven.

Él amaba a Dios, y Jesús le pedía a él y también a cada uno de nosotros: ama a tu prójimo.

No juraba por el nombre de Dios en falso y Jesús le pedía y a nosotros también: sea tu palabra sí, sea tu palabra no. Lo que pasa de ahí viene del maligno.

Santificaba el día del Señor, el sábado en aquel tiempo, hoy el domingo. Jesús le pide y a nosotros también: santifica todos los minutos de tu vida.

Honraba a papá y mamá, y Jesús le pedía, y a nosotros también: ponte al lado de tus padres, hazlos felices; lo que te enseñaron, cúmplelo. Acompáñalos ahora, en la vejez, la enfermedad y la agonía.

No mataba, y Jesús le pedía y a nosotros también: ama a tu enemigo.

No cometía actos impuros, y Jesús le pedía y a nosotros también: mantén limpios tus pensamientos, el amor respetuoso que encauce tus sentimientos, tus miradas sanas admiren la belleza del cuerpo, tus manos no manchen el cuerpo de nadie ni el propio tuyo.

No robaba, y Jesús le pide a él y a nosotros: comparte tus bienes y dáselos a los pobres.

No daba falsos testimonios, y Jesús le pedía y a nosotros también: decir siempre la verdad en todo momento y nunca ser hipócrita.

No codiciaba la mujer del prójimo, y Jesús le pedía y a nosotros también: no desearla ni en el pensamiento.

No codiciaba los bienes ajenos, y Jesús le pedía y a nosotros también: alegrarse del bien del prójimo.

A las peticiones de Jesús de vender todo lo que tenía y dárselo a los pobres y seguirlo a Él, esta buena persona que desde joven cumplía los diez mandamientos, frunció el ceño y se marchó muy triste.

Nosotros repasamos los diez mandamientos y le contamos a Dios cómo nos ha ido con la práctica de estos mandamientos.

Los esposos se miran con cariño y se preguntan: ¿cómo nos ha ido con el noveno mandamiento?

El joven se pregunta: ¿cómo me ha ido con el sexto mandamiento?

Los hijos se preguntan: ¿cómo nos ha ido con el cuarto mandamiento?

Queremos vivir y enseñar los diez mandamientos y el evangelio a toda la familia para vivir felices en esta vida y después todos en la vida eterna junto al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, con la Virgen, San José, los santos y nuestros difuntos.

(CANTO)

Los pilotos de los aviones, los timoneles de los barcos, los choferes, están continuamente rectificando el rumbo.

El cristiano ha de rectificar con la brújula de la Palabra de Dios su rumbo.

Existe una anécdota de Leonardo da Vinci, célebre artista de la escuela florentina, conocido especialmente como pintor de La Gioconda, La Última Cena, La Virgen de las Rocas, quien se distinguió en todas las ramas del arte y ciencia, en la que se cuenta lo siguiente:

Tardó 20 años en hacer La última Cena, debido a que era muy exigente al buscar a las personas que servirían de modelos.

Tuvo problemas en iniciar la pintura porque no encontraba al modelo para representar a Jesús, quien tenía que reflejar en su rostro pureza, nobleza y los más bellos sentimientos… así mismo debía poseer una extraordinaria belleza varonil.

Por fin, encontró a un joven con esas características y fue lo primero que pintó.

Después fue localizando a los 11 apóstoles, a quienes pintó juntos, dejando pendiente a Judas Iscariote, pues no daba con el modelo adecuado.

Éste debía ser una persona de edad madura y mostrar en el rostro las huellas de la traición y la avaricia, por lo que el cuadro quedó inconcluso por largo tiempo, hasta que le hablaron de un terrible criminal que habían apresado.

Fue a verlo y era exactamente el Judas que él quería para terminar su obra, por lo que solicitó al alcalde le permitiera al reo que posara para él.

El alcalde, conociendo la fama del maestro Da Vinci, aceptó gustoso y llevaron al reo custodiado por dos guardias y encadenado al estudio del pintor. Durante todo el tiempo el reo no dio muestra de emoción alguna por haber sido elegido para modelo, mostrándose demasiado callado y distante.

Al final Da Vinci, satisfecho del resultado, llamó al reo y le mostró la obra.

Cuando el reo la vio, cayó de rodillas sumamente impresionado, llorando.

Da Vinci, extrañado, le preguntó el porqué de su actitud, a lo que el preso respondió: Maestro Da Vinci, ¿es que acaso no me recuerda? Da Vinci observándolo le contestó: No, nunca antes lo había visto.

Llorando y pidiendo perdón a Dios el reo le dijo: Maestro, yo soy aquel joven que hace 19 años usted escogió para representar a Jesús en este mismo cuadro.

Moraleja: Por más belleza física que se posea, es la belleza interna la que al fin sale a relucir a través del tiempo. Si se lleva una vida de malos sentimientos, estos quedarán marcados en las arrugas de nuestro rostro. Por eso es importante para cada uno de nosotros rectificar el rumbo. Y nos ayuda a encontrar el camino verdadero, la Palabra de Dios, que es orientación hacia la felicidad de nuestra vida aquí en la tierra y después en alcanzar la vida eterna.

(EVANGELIO)

El Papa Francisco invita a la Iglesia universal para que todos caminemos juntos en un proceso de comunión, participación, misión. Este domingo se inicia en Roma esta reflexión sinodal, y el próximo domingo 17 se iniciará en todas las iglesias este proceso de reflexión llamado Sinodal.

El Papa ha hablado el pasado 18 de septiembre a la diócesis de Roma.

“Como saben, esto no es nada nuevo, está a punto de iniciarse un proceso sinodal, un camino en el que toda la Iglesia está comprometida en torno al tema: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión’: tres pilares. Están previstas tres fases, que se desarrollarán entre octubre de 2021 y octubre de 2023. Este itinerario ha sido concebido como un dinamismo de escucha mutua, quiero subrayarlo: un dinamismo de escucha mutua, llevada a cabo en todos los niveles de la Iglesia, implicando a todo el pueblo de Dios. El cardenal vicario y los obispos auxiliares deben escucharse entre sí, los sacerdotes deben escucharse entre sí, los religiosos deben escucharse entre sí, los laicos deben escucharse entre sí. Y luego, escucharse mutuamente. Escucharse; habla con los demás y escucharse. No se trata de recoger opiniones, no. No se trata de una encuesta, sino de escuchar al Espíritu Santo, como encontramos en el libro del Apocalipsis: ‘Quien tenga oídos que escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias’ (2:7). Tener oídos, escuchar, es el primer compromiso. Se trata de escuchar la voz de Dios, de captar su presencia, de interceptar su paso y su aliento de vida. Al profeta Elías le ocurrió descubrir que Dios es siempre un Dios de sorpresas, incluso en la forma en que pasa y se hace oír:

‘Hubo un viento poderoso y feroz para romper las montañas y quebrar las rocas […], pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto, pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego. Tras el fuego, el susurro de una suave brisa. Al oírlo, Elías se cubrió el rostro con su manto’ (1 Reyes 19, 11-13). Así es como Dios nos habla. Y es por esta “suave brisa” -que los exegetas también traducen como ‘una sutil voz de silencio’ y otros como ‘un hilo de silencio sonoro’- que debemos preparar nuestros oídos para escuchar esta brisa de Dios.

La primera etapa del proceso (octubre de 2021 – abril de 2022) es la que concierne a las Iglesias diocesanas individuales. Y por eso estoy aquí, como vuestro obispo, para compartir, porque es muy importante que la diócesis de Roma se comprometa con convicción en este camino. Sería un papelazo que la diócesis del Papa no se comprometiera a ello, ¿no? Una vergüenza para el Papa y para todos”.

(CANTO)

Como primer paso en este proceso sinodal estamos invitados a rezar:

Todas las sesiones del Concilio Vaticano II iniciaban con la oración Adsumus Sancte Spiritus, la primera frase del original en latín que significa “Estamos ante ti, Espíritu Santo”, que se ha utilizado históricamente en los Concilios, Sínodos y otras reuniones de la Iglesia durante cientos de años, y se atribuye a San Isidoro de Sevilla (ca. 560 – 4 de abril de 636). Mientras emprendemos este Proceso Sinodal, esta oración invita al Espíritu Santo a actuar en nosotros, para que seamos una comunidad y un pueblo de gracia. Para el camino sinodal desde 2021 al 2023, proponemos la siguiente versión simplificada para que cualquier grupo o asamblea litúrgica pueda rezarla con mayor facilidad.

Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre.

Tú que eres nuestro verdadero consejero:

ven a nosotros,

apóyanos,

entra en nuestros corazones.

Enséñanos el camino,

muéstranos cómo alcanzar la meta.

Impide que perdamos

el rumbo como personas débiles y pecadoras.

No permitas que la ignorancia

nos lleve por falsos caminos.

Concédenos el don del discernimiento,

para que nuestras acciones no se guíen

por prejuicios y falsas consideraciones.

Condúcenos a la unidad en ti,

para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia,

sino que en nuestro peregrinaje terrenal

nos esforcemos por alcanzar la vida eterna.

Esto te lo pedimos a ti,

que obras en todo tiempo y lugar,

en comunión con el Padre y el Hijo,

por los siglos de los siglos. Amén.

(Todo el que desee rezar esta oración puede pedirla en las iglesias y en el arzobispado).

(CANTO)

El próximo viernes 15 celebramos la fiesta de Santa Teresa. Felicitamos a las personas que llevan el nombre de Teresa y a las iglesias cuya patrona es esta Santa y a todas las teresianas. Cantamos con Santa Teresa, que es rezar dos veces.

(CANTO)

La bendición de Dios Padre, que nos creó para amar y ser amados; la bendición de Jesucristo, salud de los enfermos; la bendición del Espíritu Santo, que puede lograr nuestros sueños personales, los acompañe siempre. Amén.

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