Alocución, 29 de agosto, XXII domingo del tiempo ordinario

Por: Arzobispo de La Habana, cardenal Juan de la Caridad García

Gracias a todos los que hacen posible esta emisión radial, hoy, 29 de agosto, XXII domingo del tiempo ordinario, vísperas del inicio de la novena a nuestra Señora de la Caridad. Escuchamos el evangelio de Marcos capitulo 7, versículos del 1 al 32.

(EVANGELIO)

El Señor Jesús nos pide vivir plenamente nuestra imagen y semejanza de Dios, que es amor. Nuestra condición de hijos de Dios recibida en el bautismo. La unción del Espíritu Santo que nos fortalece para perseverar hoy y mañana en el camino de Cristo. Las promesas del noviazgo y del matrimonio. Los Diez Mandamientos escritos en La Biblia y enseñados por el Catecismo de la Iglesia católica. No es fácil, pero sí posible. Y nos acompaña el testimonio de muchas personas mayores que no han dejado de participar en misa y rezar ante el Sagrario. Es testimonio de varones y hembras vírgenes, novios vírgenes; el testimonio de matrimonios de muchos años de casados y el testimonio de matrimonios con tres, cuatro o más hijos. El testimonio de abuelos honrados cumplidores de la palabra dada. El testimonio de catequistas, misioneros, visitadores de enfermos y muchos laicos que continúan sembrando la Palabra de Dios sin cansarse y siempre enseñan de una u otra forma. No acompaña también la oración de los santos y su ejemplo nos alienta a vivir y a enseñar el Evangelio, el catecismo y los consejos de la Iglesia.

Repasamos los Diez Mandamientos de la Ley de Dios y nos preguntamos si, cumplidos estos Mandamientos, harían falta las miles de leyes que existen en el mundo para, en definitiva, llevarnos a cumplir lo que Dios nos ha pedido. Imaginémonos nuestra familia, Iglesia, pueblo y mundo si se cumplen los Diez Mandamientos. Si es así, ¿para qué más leyes?

Los capítulos 22, 23 y 24 del libro del Éxodo nos invitan a la lectura y meditación a todos, pero especialmente a los historiadores de las leyes para tener una gran iluminación de los que es el camino de la felicidad. El Señor quiere que vivamos lo esencial. Al vivirlo, cumplimos con las tradiciones higiénicas, epidemiológicas y familiares que, realmente, son una maravilla.

(CANTO)

La Virgen vivió plenamente lo que Dios le pedía. Ante las palabras del ángel, que le pedía de parte de Dios ser la Madre de su Hijo hecho hombre, respondió: “He aquí la esclava del Señor”. Ante la duda de San José, al verla embarazada, ella calló y guardó silencio, y le dejó la dificultad de José a Dios. Dios respondió aclarando la situación. Ante la noticia de su prima Isabel, ya mayor, estaba embarazada, parte apresuradamente olvidándose de sí para ayudar a la prima Isabel. Ante la necesidad de ir a Belén, acompaña a José, a pesar de las inconveniencias del viaje y acepta como casa la cueva convertida en palacio por el amor de José. Ante el peligro de que Herodes matara al niño, corre, protegida por San José, para salvar a su fruto bendito. Ante las dificultades de las carencias, de la casa de Nazaret, trabaja, lucha, canta… y lo convierte todo en paz y alegría. Ante la horrible cruz donde moría su hijo está ahí, y Cristo la convierte en Madre de todos los hombres. Ante la soledad del sábado santo, espera confiada en las promesas de su Hijo. Y disfruta la alegría esperada de la Resurrección. Ante los apóstoles, temerosos de anunciar el Evangelio a todos los pueblos, los acompaña y pide el Espíritu Santo para ellos. Ante el dolor de sus hijos, ante la fidelidad de sus hijos, reza desde el Cielo, y nos alienta a vivir lo que Jesús nos dice.

(CANTO)

Mañana comienza la novena a nuestra Señora de la Caridad. Leemos el evangelio de Lucas capítulo 1, versículos 20 al 38, y nos preguntamos: ¿Cuál es la misión de la Virgen y la de su fruto bendito? ¿Cuál es la misión tuya como mamá, papa, abuelo, abuela, hijo o nieto? Rezamos Diez Avemaría y donde dice Ruega por nosotros, a continuación, añadimos los nombres de quienes viven en la casa. Y esos nombres los colocamos debajo de la imagen de la Virgen que tengamos. Si estás interesado en recibir la novena, digan cómo se la hacemos llegar (correo electrónico, WhatsApp, teléfono o de manera personal). Les recuerdo el teléfono del arzobispado 78624000.

(CANTO)

El miércoles el Papa nos ha hablado:

“En la Biblia se encuentran diferentes ejemplos en los que se combate la hipocresía. Un bonito testimonio para combatir la hipocresía es del viejo Eliazar, a quien se le pedía que comía carne sacrificada a las divinidades paganas para salvar su vida. Fingir que la comía, pero no la comía. O fingir que comía la carne de cerdo, pero sus amigos le habían preparado otra. Pero ese hombre con temor a Dios, respondió: ‘Porque a nuestra edad no es digno fingir; no sea que muchos jóvenes creyendo que Eliazar, a sus noventa años, se ha pasado a las costumbres paganas. También ellos, por mi simulación y por mi apego a este breve resto de vida, se desvíen por mi culpa y yo atraiga mancha y deshonra a mi vejez’. Honesto, no entra en el camino de la hipocresía. ¡Qué bonita página sobre la que reflexionar para alejarse de la hipocresía! También los evangelios narran diferentes situaciones en las que Jesús reprende fuertemente a aquellos que aparecen justos en el exterior. Pero dentro están llenos de falsedad e iniquidad. Si tenéis un poco de tiempo, hoy tomad el capítulo 23 del evangelio de San Mateo y ved cuántas veces Jesús dice: ‘¡hipócritas, hipócritas, hipócritas!, y desvela qué es la hipocresía.

”El hipócrita es una persona que finge, adula, y engaña, porque vive con una máscara en el rostro. Y no tiene el valor de enfrentarse a la verdad. Por esto, no es capaz de amar verdaderamente. Un hipócrita no sabe amar. Se limita a vivir del egoísmo y no tiene la fuerza de demostrar con transparencia su corazón. Hay muchas situaciones en las que se puede verificar la hipocresía. A menudo se esconde en el lugar de trabajo, donde se trata de aparentar ser amigos de los colegas, mientras la competición llega a golpearles en las espaldas. En la política no es inusual encontrar hipócritas que viven un desdoblamiento entre lo público y lo privado. Particularmente detestable es la hipocresía en la Iglesia, y lamentablemente existe la hipocresía en la Iglesia, y hay muchos cristianos y muchos ministros hipócritas. No deberíamos olvidar nunca las palabras del Señor: sea vuestro lenguaje, sí, sí; no, no. Que lo que pasa de aquí viene del maligno.

”Hermanos y hermanas: pensemos hoy en lo que Pablo condena y que Jesús condena: la hipocresía. Y no tengamos miedo de ser sinceros, de decir la verdad, de escuchar la verdad, de conformarnos con la verdad. Así podremos amar. Un hipócrita no sabe amar. Actuar de otra manera que no sea la verdad, significa poner en peligro la unidad de la Iglesia. Por los cual, el Señor mismo ha rezado”.

(CANTO)

Rezamos por nuestros difuntos:

Decimos el nombre de nuestros difuntos. De manera particular, rezamos por la hermana Cordelia, Misionera de la Caridad. Ella fue de las primeras monjas enviadas por la Madre Teresa de Calcuta. Rezamos por ella con todos los católicos de la isla. Rezamos por todos nuestros difuntos.

Oremos:

Mis familiares y amigos difuntos, Sor María Gema, pasionista:

Hermana Cordelia, al paraíso te lleven los ángeles… A tu llegada te acojan los mártires… Goza por siempre en la patria del cielo, Jerusalén ciudad santa y eterna… Amén.

Que te reciban festivos los pobres… Y junto con Lázaro, pobre en la tierra, puedas sentarte a la mesa del Padre, en la abundancia de bienes celestes… Amén.

Que te reciban los pacíficos, los sencillos, los sufridos del reino herederos, y los que fueron misericordiosos, puros y limpios en alma y en cuerpo… Amén.

Que te reciban con júbilo y fiesta cuántos lucharon tenaces, valientes… por la justicia y la paz en el mundo. Los perseguidos por Cristo y la Iglesia… Amén.

Dulce te acoja la Virgen María, Madre de Cristo, Madre de todos. Venga Jesús, salvador bondadoso, muestre su rostro radiante de gloria… Amén.

(CANTO)

Inclinamos la cabeza para recibir la bendición.

El Dios que en su Providencia amorosa quiso salvar al género humano por el fruto bendito del seno de la Virgen María les colme de sus bendiciones… Amén.

Les acompañe siempre la protección de la Virgen por quien han recibido al autor de la vida… Amén

Y a todos ustedes reunidos para celebrar con devoción esta novena a la Virgen María de la Caridad, el Señor les conceda la alegría del espíritu y los bienes de su reino… Amén.

Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y sobre quienes viven en su casa… Amén.

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