Cintio Vitier en las imágenes en movimiento

Por: Daniel Céspedes Góngora

Cintio Vitier y Fina García Marruz
Cintio Vitier y Fina García Marruz

Que un escritor —poeta, ensayista o narrador— se refiera al séptimo arte suele llamar la atención. Quien haya leído sus textos conocidos necesita saber acaso qué dijo, por ejemplo, Carlos Fuentes sobre Vivien Leigh u Octavio Paz sobre María Félix. Parecería raro encontrar esos párrafos que Borges le dedicó al Ciudadano Kane. Sin ser propiamente críticos de cine, ellos pudieran darnos (y nos la dan) otra mirada de las imágenes en movimiento.

En Cuba reconocemos a narradores y poetas que en un momento de sus vidas escribieron también sobre cine y unos pocos que hicieron de sus crónicas cinematográficas una literatura aún perdurable. Nuestro ejemplo mayor sería Guillermo Cabrera Infante, Caín y esos volúmenes maravillosos que son Un oficio del siglo xx, Arcadia todas las noches y Cine o sardina. El lector también pudiera localizar zonas poéticas en libros de Eliseo Diego y Fina García Marruz en que las actitudes cinemáticas combinan lo escritural. Son determinantes en las asociaciones para el replanteo temático. Fina tiene unos textos preciosos y muy lúcidos sobre Marilyn Monroe y Cantinflas, además de su cuaderno Créditos de Charlot. Otros escritores, sin embargo, prefieren conferenciar, salirse de su aparente zona de confort y escribir con total derecho sobre un arte que es acerca del mundo y por tanto de todos. En el documental La gracia de volver (Luis Leonel León, 2005) se registra a Dulce María Loynaz disertando sobre el cine. En una de sus conferencias grabadas ella dice:

 

“Quien vio las primeras, ingenuas, breves películas silentes es quien puede calibrar el salto fantástico dado hasta las de hoy, dotadas de voz humana, de ruidos frescos de colorido original y hasta de profundidad y tercera dimensión, que era la única cualidad que aún envidaba al teatro. […] Solo que como el hombre tiende a cambiar la naturaleza de las cosas que por un tiempo toca con sus manos, parece que ya el cine de ficción se ha adulterado un poco y es en el llamado documental donde mejor conserva su encanto primigenio”.

 

Más allá de que sepamos de las idas al cine de escritores contemporáneos como la Loynaz, de escenas fragmentarias que mencionan o aluden al universo cinematográfico en poemas del grupo Orígenes por ejemplo, casi no se encuentran opiniones directas sobre ese arte tan influyente que luego, a través de la realización documental, exploraría obras partiendo de sus autores. Así, luego de Eliseo Diego, Carilda Oliver Labra, José Lezama Lima, Fina García Marruz1 en menor medida por su declarada timidez, a diferencia de Cintio Vitier, son literatos que uno vuelve a advertir en esa suerte de descubrimiento y sorpresa que entraña todo documental.

Hace poco, a propósito del centenario de Cintio Vitier, el Instituto Cervantes en su página web compartía una grabación tal vez nueva para muchos espectadores en que Fina y Cintio conversaban con la cámara con una soltura y alegría tremendas. En YouTube puede buscarse este registro que se llama La música, la influencia más importante en la vida de Cintio y Fina García Marruz. No apunté el año. Pero enseguida me hizo pensar en dos materiales importantes en que la pareja aparece. En uno están más jóvenes que en La música… y, sobre todo reconfortados porque, en un primer momento hablan de Orígenes en el documental homónimo de 1988 de Gabriela Rangel. M. Aquí, de los dos grupos que entrevistan, en el que está Diego, García Marruz y Vitier, destaca Vitier, en contraposición a su intervención en el programa homenaje María Zambrano, la humanista indignada (Alfredo Castellón, 1991), pues Eliseo Diego es intercalado cuatro veces en las entrevistas realizadas en Cuba. La primera para recordar la selección de ensayos que se preparó sobre la filósofa andaluza de acuerdo con lo publicado en la revista Orígenes.

En 1989 aparece Vitier en Dueño del tiempo (Julián Gómez). Es un bello documental homenaje al autor de En la Calzada de Jesús del Monte. Vitier explica lo que ya ha escrito acerca de lo que denomina poesía de la memoria, relacionada no solo con “la génesis y genealogía poética de la patria”, sino con la regeneración de la imagen que acopla con la nostalgia.

De Cintio Vitier hay más registros, ya que sería llamado para opinar de otros escritores y acerca de cuestiones culturales de la nación. Entrevisté al profesor Héctor Veitía, cineasta y también escritor, quien tiene un documental sobre Vitier que, al parecer, es muy difícil de encontrar. No aparece en los fondos de la Mediateca André Bazin de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños ni en la Cinemateca de Cuba. No obstante, el testimonio de Veitía es muy valedero para entender cuáles pudieran ser los vínculos de un director de cine con un literato, al tiempo de cómo cada hombre y su obra fijan, con ausencia de fórmulas preconcebidas, la manera de registrar quizás para la posteridad. Confiesa el también autor de Autobiografía del poeta o Nicolás Guillén (No.1 y No.3)2 y de los filmes-conferencias de Alejo Carpentier:

 

“El caso de Cintio Vitier es parecido al de Alejo Car­pentier. Pero hubo diferencias de procedimientos. Aquí el documental (Cintio Vitier) fue producto de contactos anteriores, contactos personales que sí definen los temas a tratar en las conversaciones. Si te fijas bien, no hay pre­guntas al entrevistado, sino más bien una suerte de conver­sación en la que él desarrolla los temas. Vitier me interesó mucho. Esta vez no fue por su poesía, sino por su trabajo como investigador y compilador. Recuerda que Lo cuba­no en la poesía es un libro extraordinario de la literatura cubana, ejemplo de trabajo didáctico verdadero. Además, Cintio era uno de los pocos testigos del proceso de la lite­ratura cubana desde la República hacia acá, aunque claro, vinculado sobre todo con Orígenes.

”Gracias a estas conversaciones aparecen documentos únicos como una grabación de Julián Orbón, que Cintio tenía en su poder. A través de lo que escuchas aprecias un testimonio muy interesante de cómo se sentía y de la plática que ambos (Cintio y él) tuvieron en la casa de Orbón en Nueva York. Vitier también me habló sobre Lezama. Al ser su amigo e integrante del grupo Orígenes, el testimonio era más próximo. No importa que me leyera su apreciación so­bre Lezama. Era algo que él quería que quedara por escrito y si se grababa, pues mucho mejor. Creo que es un documento histórico importante de nuestra cultura”.3

 

Los registros audiovisuales que captaron a Cintio Vitier no son documentales de creación o ensayos documentales. De hecho, legitiman la convención de grabar a la figura, por lo general sentada o a veces de pie, que será entrevistada. Cuanto expresa más que como lo expresa, será lo más sobresaliente de su presencia ante las cámaras. W

 

Notas

[1] La timidez de Fina García Marruz tal vez sea la causa de que no permitiera que se le registrara en un retrato de vida. No obstante, es muy elocuente lo que se encuentra grabado de ella a propósito de sus criterios sobre Esther Borja y Camila Henríquez Ureña.

2 Documental de 1972.

3 Daniel Céspedes Góngora: Eliseo Diego: registro de permanencia, Ediciones Ávila, 2020, p. 59.

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