padre ngel Gaztelu
SOCIETÀ

Candido della casa

Poco dopo la rivolta militare che rovesciò il governo populista del generale Juan Domingo Perón nella Repubblica Argentina, la rivista cubana Bohemia – allora una delle più influenti del nostro continente – includeva, nelle sue prime due edizioni nel novembre 1955, un sondaggio intitolato Opinione su Perón e sul suo regime rovesciato, attraverso il quale sono state raccolte opinioni da varie personalità del nostro paese. Tra quelle voci c’era quella di un sacerdote, padre Ángel Gaztelu, che voleva soprattutto essere la lampada della propria casa prima di accendere quella dell’altro, perché avendo la casa da spazzare, si preoccupava di quell’interesse per la polvere quello del vicino. Tuttavia, non smise di dare la sua opinione sull’argomento in questione, e assicurò di non essere interessato (come semplice cittadino) ad altra politica che quella di un governo con tutti e per il bene di tutti. E da sacerdote confessò di non aspirare a più politica di quella essenziale e ampia del concetto quevediano: «Alla politica di Dio e al governo di Cristo». […]

Palabra de Hoy
RELIGIONE

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

No hemos de esperar de Jesús un Dios que nos quite o resuelva todos nuestros problemas, que aplaste a quienes nos persiguen y calumnian, que acabe con nuestros sufrimientos. Jesucristo ha venido a dar sentido a todo lo que forma parte de la vida cotidiana, a ayudarnos a cargar la cruz de cada día, a encontrar en el darlo todo por Dios y por los hermanos el tesoro que ilumine nuestro rostro de alegría y fecunde nuestra existencia por muy dura que sea. Nuestra fe en Cristo Jesús, convertida en obras de vida como las de Él, es el testimonio que nuestro mundo necesita y espera de nosotros los cristianos. Descubrir la Cruz de Cristo en las cruces de los más pobres y necesitados, en sus heridas y calamidades, resulta imprescindible para acercarnos a ellos con humildad de corazón, sin paternalismos, ni superioridad ni prejuicios humanos, dispuestos a compartir su dolor y a paliar sus necesidades en la medida de nuestras posibilidades. Nadie es tan pobre que no pueda dar al menos una sonrisa, una palabra cálida o un poco de su tiempo a quien sufre más. […]