La pandemia desatada por la Covid-19 ha conmocionado el mundo y dejado claro que a pesar de todo el avance tecnológico al que hemos llegado, la naturaleza puede cobrarnos caro nuestros errores, y que la globalización es excelente para expandir los virus.
Como cada nación ha trazado sus estrategias, su propia gestión de la crisis, hemos convocado a un grupo de intelectuales de países diversos, para poner en contexto, desde sus respectivas naciones, este flagelo actual, globalizado, de la humanidad.
Son científicos, profesores, escritores, periodistas, comunicadores, que dejarán aquí sus voces para transmitirnos sus experiencias, informaciones, opiniones. Al compartirlas, propician que sintamos ese amparo que brindan el conocimiento y las ideas, algo que necesitamos mucho en esta hora.
LA COVID-19 EN ALEMANIA
Por Anabel Pacios*
En Alemania, la primera acción desarrollada fue a la semana de comenzar la aparición de casos: se ordenó la cuarentena, la suspensión de los trabajos no necesarios, y se envió a los trabajadores a sus casas para continuar, en lo posible, su labor de forma remota. Asimismo, se cerraron fronteras, y pusieron inspecciones en todas las existentes para controlar el tránsito de personas.
Dentro de la Unión Europea, muchos viven en un país y trabajan en otro, de modo que estas personas pudieron haber sido muy afectadas por las medidas. En el caso de Alemania la cancillería ordenó que a ningún trabajador se le podía despedir, y le mantuvieran su salario íntegro.
Esta medida fue modificada dos semanas más tarde, cuando se vio la crisis que venía. Actualmente a los trabajadores cuyas labores han sido interrumpidas se les paga el 60% de su salario si son solteros, y el 67% si tienen familia. Pero se discute en el parlamento para aumentar estas cifras al 80% y 87% respectivamente.
De igual manera, en el caso de los trabajadores que les hayan reducido sus labores a media jornada, el empleador les paga las horas trabajadas y el salario es aumentado por un pago adicional que el ministerio del trabajo provee.
Los más afectados en Alemania fueron los pequeños negocios, como floristerías, cafeterías, o tiendas de ropa, pues tuvieron que cerrar. En estos casos, el gobierno dijo que iba a dar una ayuda económica a los dueños, para lo cual tenían que llenar una solicitud. Muchos restaurantes y cafeterías instauraron el modo de entrega a domicilio y habilitaron una página web para contactos. Igualmente muchas tiendas abrieron online, y el servicio de softwares ha tenido más trabajo que nunca para suplir la demanda.
También se cancelaron todos los vuelos aéreos y el gobierno hizo un convenio con las aerolíneas para recoger, en todos los países, a los ciudadanos alemanes que en el momento de cerrar fronteras se encontraban en el extranjero, ya fuera por vacaciones o por trabajo.
El resto de las personas no se aceptaban en los vuelos. Esta medida fue un poco extrema, tengo amistades de extranjeros que trabajan aquí y tuvieron que cancelar su viaje de regreso pues simplemente el país cerraba sus puertas para todo aquel que no fuera ciudadano.
Alemania ha tenido pocos muertos en comparación con los países vecinos. Una de las posibles razones es que entre las primeras medidas estuvo la prohibición de que los familiares visitaran casas de ancianos, que los padres dejaran a los hijos con los abuelos, y evitar que los jóvenes –que la mayoría de las veces son asintomáticos– se encontraran o tuvieran contacto con sus seres queridos de más edad, que son los más vulnerables.
Otro motivo es que los servicios de cuidados intensivos tienen tres veces más capacidades para atender cuidados respiratorios que los países vecinos. La edad media de los infectados en Alemania ronda los 40-50 años, aún personas fuertes que pueden, en caso de no tener condición médica previa –hipertensión, diabetes, asma– sobrepasar sin dificultades críticas la enfermedad. En Italia, por ejemplo, la edad promedio de los enfermos es entre 55-60 años, y la mayoría de los fallecidos son ancianos.
La cuarentena estableció que solo se puede ir al mercado para hacer la compra básica de alimentos; además de farmacia, hospitales, y trabajo (en caso de las personas que por motivos de profesión no puedan ejercer desde casa).
Es permitido salir a caminar un rato, nunca encontrándose con nadie más, ni amigos, ni familia, solo quienes viven juntos. Esta medida aquí funciona, porque las personas son muy disciplinadas. Pero, en caso de no cumplir las reglas, hay policías siempre vigilando en parques, plazas, el río, para que no se formen grupos y se esté cumpliendo la ley. De no cumplir, las multas rondan los 200-600 euros, en dependencia de la falta. Esto fue hace dos semanas; actualmente se permiten formar grupos hasta de cinco personas.
Luego de un mes y medio en cuarentena y de ver que los números de infectados han disminuido a menos de la mitad con respecto al pico de infección, que para nosotros fue hace unos quince días, el gobierno ha indicado la apertura de pequeños negocios y una movida paulatina a la vida normal. Pero se hace obligatorio el uso de mascarillas en todos los lugares públicos, además de mantener distancia; a la entrada de cada sitio se ubican dispensadores de desinfectantes de manos.
Bavaria, que es el estado más afectado dentro de esta crisis, aún está en cuarentena, hasta la próxima semana, indicando la apertura paulatina de pequeños comercios a partir del 4 de mayo, aunque peluquerías y barberías abrirán un poco más adelante.
Todas las actividades festivas y que involucren aglomeración de personas (disco, clubs, festivales…) quedan suspendidas en Alemania hasta el 31 de agosto.
Tratamientos
Por el momento no hay medicamento diseñado específicamente para tratar este virus. Se están utilizando terapias para tratar los síntomas de la enfermedad, como son los antivirales de uso común para tratar el VIH y el ébola; otros tratamientos incluyen azitromicina (fundamentalmente para combatir la fibrosis pulmonar), inmunoactivadores, como el interferón, e hidroxicloroquina, un antimalárico cuya efectividad, en mi opinión, es un poco dudosa para tratar esta enfermedad viral.
Test
Los test diagnósticos son disímiles, y cada vez hay más en el mercado ya que muchas empresas están volcadas en su desarrollo. El primero en hacerse está basado en la técnica qPCR (reacción en cadena de la polimerasa cuantitativo, por sus siglas en inglés), y consiste en detectar fragmentos génicos del virus en el organismo. Este test puede tardar un par de días en dar los resultados, debido al procesamiento de las muestras y la interpretación de la data.
Otros test que se han estado desarrollando consisten en métodos de inmunoensayos, o sea, que detectan la presencia en el organismo de anticuerpos levantados contra el virus, lo cual indica que el virus ha infectado o está infectando al organismo (en dependencia del tipo de anticuerpos detectados). Este tipo suele ser más rápido y de acuerdo a la tecnología que se utilice puede dar los resultados entre 45 minutos y dos horas.
Todos estos test de laboratorio siempre son respaldados por una prueba complementaria médica, una placa de rayos X de los pulmones. Si los pulmones presentan necrosis –en conjunto con la prueba de laboratorio– es una indicación positiva de la presencia del virus en el sistema. Además de los síntomas clínicos que la persona presente al momento de asistir al médico (normalmente fiebre y tos seca, a veces también acompañados de dolores de cabeza, temblores…).
Vacunas
Las vacunas están en desarrollo. Las más avanzadas consisten en el uso de la tecnología de mRNA (se basan en fragmentos génicos del virus), que son las de más rápida producción y las más sencillas de hacer. De esta clase, las más adelantadas se encuentran en fase clínica I, y se espera que estén óptimas para su distribución en un año, o año y medio.
(Wurzburgo, Alemania, 28 de abril de 2020).
*ANABEL PACIOS MICHELENA (La Habana, 1988). Licenciada en Bioquímica por la Universidad de la Habana, graduada cum laude. Trabajó en investigación y desarrollo de medicamentos en la industria biofarmacéutica cubana. Máster en Bioquímica y Biología molecular. Cursa el doctorado en Ciencias de la Vida, especializado en Biomedicina, en la Universidad Clínica de Wuerzburg, Alemania.
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