Lejos estaba de pensar Ctesibio de Alejandría, al que se le atribuye la invención del órgano en el siglo III a.C, que su instrumento musical trascendería en el tiempo y hombres como Johann Sebastián Bach, Dietrich Buxtehude o Johann Pachelbel lo elevarían a la categoría de inmortal. Menos pudo haber pensado que en el siglo XXI, en la capital de todos los cubanos, se revitalizaba la música de órgano y un número de jóvenes ejecutantes se estarían presentando, con buen nivel de aceptación, en el Ciclo Internacional de Órganos de La Habana, organizado por la Cátedra de Música Sacra del Centro Cultural Padre Félix Varela.
En la tarde del 1ro de diciembre, hicieron su debut en la Catedral de La Habana los jóvenes organistas Julio Díaz y Daniela Rosa junto a la ya experimentada Gabriela Mulen. Entre todos asumieron la responsabilidad de presentar un repertorio lucido y variado que dejó satisfecho al público presente, en los que se notaba curiosidad por conocer la dinámica de la expresión musical durante tanto tiempo ausente del panorama cultural cubano, incluso, dentro del ámbito religioso.
Gabriela Mulen demostró más horas de vuelo frente al teclado del aerófono instrumento, sin demeritar en nada la ejecución de sus compañeros. Ejecutó piezas de mayor grado de complejidad. Entre todos le brindaron una tarde esplendida a los presentes.
Una nota fresca dentro del concierto la aportó la Escolanía de San Cristóbal de La Habana, dirigida por Mailán Ávila Leyva, prestigiosa directora de larga data con coros infantiles.
Otra vez la Cátedra de Música Sacra del Centro Cultural Padre Félix Varela abrió un espacio para el sano disfrute de los habaneros, pero más que eso, es justo hacer notar el esfuerzo por el rescate de una manifestación musical que se reportaba ausente de nuestro mundo cultural durante muchas décadas. No quedó de otra que batir palmas de satisfacción tras la última nota musical del concierto.
Se el primero en comentar