Alocución, 27 de junio, XIII domingo del tiempo ordinario

Por: S.E.R. cardenal Juan de la Caridad García

Gracias a todos los que hacen posible esta emisión radial, hoy 27 de junio, décimo tercer domingo del tiempo ordinario. En todas las iglesias católicas del mundo se lee el Evangelio según San Marcos capítulo 5 versículos 21 al 43.

(EVANGELIO)

En el evangelio de hoy encontramos dos personas de profunda fe, la mujer que padecía hemorragias de sangre desde los 12 años y el papá de la niña que está agonizando. La mujer tenía deseos inmensos de curarse, los flujos de sangre serían muy molestos y desagradables. No podía tener hijos y para una mujer hebrea esto era una frustración, una vergüenza; pero ella no se cansó a pesar de que había gastado toda su fortuna buscando sanar. Al oír hablar de Jesús tuvo la corazonada de que él, médico divino, podía curarla y le cayó atrás, se adelantó a la multitud que rodeaba a Jesús y tenía la fe de que aunque solo tocara el manto de Jesús, sanaría, y así fue. La fe hace milagros, la fe la curó y la llenó de paz. Queridos enfermos toquen a Jesús, acérquense a él mediante la oración, la lectura de la Biblia, el recibir los sacramentos de la penitencia donde recibimos el perdón y la paz de Dios; la comunión donde nos identificamos con Cristo y la unción de los enfermos donde recibimos la fuerza de Dios para sobrellevar la enfermedad. Rezamos por los enfermos la oración que se encuentra en el Devocionario Popular:

Padre, estoy viviendo algo duro, quisiera no vivirlo, pero al igual que Cristo en el huerto de los olivos te digo: hágase tu voluntad y no la mía. Reconozco que he pecado, pero seguro estoy de que mi enfermedad no es un castigo. Cristo, que no cometió pecado, sufrió como nadie ha sufrido. Sé que no es el sufrir por el sufrir lo que te agrada, pues me pides que haga lo posible por curarme. Sé también que lo que hace grande el sufrimiento es el amor. Por eso te pido que me libres de todo egoísmo y me ayudes a vivir el momento presente en la paz y en la acción de gracias. Creo que me darás hoy tu gracia para hoy, mañana tu gracia para mañana. Mi fuerza es la cruz de Cristo y su resurrección. Deseando ardientemente que tu reino venga, te ofrezco mi vida con todo lo que soy y tengo. Te pido por todos los hombres, mis hermanos, especialmente por los que más sufren. Te doy gracias también por todos los hombres que luchan en el mundo por vencer y aliviar el dolor y la enfermedad. Virgen Santísima, tú que estuviste por la fuerza del Espíritu Santo al pie de la cruz, ayúdame a mantenerme firme en mi fe, sereno en mi dolor y paciente en la enfermedad. Padre, sea lo que sea, te doy gracias. Amén.

(CANTO)

Jairo es un hombre grande de fe, suplicó a Jesús la curación de su hija. Jesús acompaña al papá de la niña moribunda, como hoy acompaña a todos los papás cuyos hijos e hijas están enfermos. Cuando llega a la casa de Jairo, todos anuncian que la niña murió. Pero Jesús continúa a pesar del alboroto de la gente, los gritos, los llantos y de la risa burlona, cuando él dijo que la niña no está muerta sino dormida, y llega al cuarto de la niña y le dice: “óyeme niña, levántate”. Y se levantó la niña y se puso a caminar, y Jesús les dice a la familia: “den comida a la niña”. Rezamos por los niños enfermos, por sus papás y mamás, por sus familiares y le decimos a Jesús que nos acompañe. Llore con nosotros, rece con nosotros.

(CANTO)

La palabra cementerio viene del término griego coemeterium que significa “dormitorio”. A la entrada de muchos cementerios leemos: requiescat in pace, “descanse en paz¨. En la puerta de cementerio de Colón leemos: Janua Sum Pacis, “puerta de la paz”. Los restos de nuestros difuntos descansan y duermen en paz en espera de la resurrección final.

Muchos cementerios están llenos de cruces e imágenes de la Virgen y nos dicen que los santos y Jesús mismo, nos acompañan en el dolor hasta el final de los tiempos cuando el mismo Cristo regrese a bendecir toda la obra de amor hecha en esta humanidad. A la entrada del cementerio de Colón verás tres imágenes que simbolizan la fe, la esperanza y la caridad. En el centro está la fe, por la cual creemos. Nuestra fe afirma que Cristo crucificado ha resucitado. A la derecha de la imagen de la fe está la esperanza, la cual nos la anuncia San Pablo en su primera carta a los cristianos de Tesalónica, capitulo 4 versículos 13 al 18. El final de nuestros difuntos no es la tumba. A la izquierda de la imagen de la fe está la caridad. Cristo en el Evangelio según San Lucas capítulo 10 versículos 25 al 37 nos explica que la verdadera felicidad de esta vida y la felicidad eterna se consiguen viviendo el amor, la concordia y la caridad. Lo que la iglesia nos dice por medio de estas tres imágenes nos encamina a ser felices en esta vida y después en la eterna con nuestros difuntos.

Con la muerte, que es separación del alma y del cuerpo, este cae en la corrupción, mientras que el alma, que es inmortal, va al encuentro del juicio de Dios y espera volver a unirse al cuerpo cuando este resurja generosamente transformado en la segunda venida del Señor para llevarnos a la casa del cielo. Si hemos muerto con Cristo también viviremos con él, la muerte no es el final del camino. José Martí ha dicho: “La tumba es camino y no final”., también ha dicho: “Si esta vida humana terminara aquí en la Tierra sería una invención repugnante y bárbara”.

(CANTO)

También Cristo hoy nos dice: talita cumi, “oye, levántate”. A quienes están desanimados, tristes, pesarosos, desesperados: “talita cumi”, “oye, levántate”. A los que lloran la enfermedad y la muerte de los que aman, “talita cumi”, “oye, levántate”. A los padres que sufren por el mal camino de sus hijos, “talita cumi”, “oye, levántate”. A los hijos abandonados por sus papás, “talita cumi”, “oye, levántate”. A todos, oye levántate y anda, continúa y realiza la misión personal, familiar, eclesial y social que Dios te ha encomendado al crearte, al regalarte sus dones, al mantener latiendo tu corazón.

(CANTO)

El martes celebramos la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo. Para conocerlos bien leemos sus cartas. El miércoles 23 de junio el Papa nos ha dicho:

“Después de un largo itinerario dedicado a la oración hoy comenzamos un nuevo ciclo de catequesis, espero que con este nuevo itinerario de la oración hayamos conseguido rezar un poco mejor, rezar un poco más. Hoy deseo reflexionar sobre algunos temas que el apóstol Pablo propone en su Carta a los Gálatas. Es una carta muy importante; diría, incluso, decisiva. NO sólo para conocer mejor al apóstol, sino sobre todo para considerar algunos argumentos que él afronta en profundidad mostrando la belleza del Evangelio. En esta carta, Pablo cita varias referencias biográficas que nos permiten conocer su conversión y la decisión de poner su vida al servicio de Jesucristo. Él afronta, además, algunas temáticas muy importantes para la fe, como las de la libertad, de la gracia y de la forma de vivir del cristiano, que son extremadamente actuales, porque  tocan muchos aspectos de la vida de la Iglesia de nuestros días. Esta es una carta muy actual, parece escrita para nuestra época”.

Léase el primer capítulo de la Primera carta del apóstol San Pedro. Llame al arzobispado teléfono 78624000. Díganos la frase que más le cautivó, le haremos llegar una autobiografía de San Pedro.

(CANTO)

El 29 de julio, varios sacerdotes celebran aniversario de su ordenación sacerdotal, rezamos por ellos.

Santa María de la Caridad, madre de los padres Santiago y Fernando, cuida la salud de tus hijos y así ellos puedan seguir sanando a sus ovejas. Señor Jesucristo, que llamaste al padre José Félix Baldrich y a Mons. Rodolfo Loiz, conviértelos cada vez más en padres, maestros, consoladores y santificadores. Dios Padre bueno, te damos gracias por haber creado, amado y ungido a los padres Juan Carlos Fuentes y Manuel Cortina. Ayúdalos a cantar tu gloria y servir a tu pueblo. Espíritu Santo que ungiste al padre Dariel Fong, mantén viva y creciente tu función para que con fervor haga lo mejor cada día, celebrar la misa y ofrecerla por sus ovejas, familiares, amigos y difuntos. Te damos gracias, Dios Padre, por haber pensado y creado a Alfredo San Juan Gilarte, Charles Monegal y Eduardo Enrique Fonseca para ser sacerdotes. Qué que buen regalo. Amén. Felicítelos.

(CANTO)

Nos unimos a Cristo espiritualmente…

(CANTO)

La bendición de Dios Padre todopoderoso que nos creó para ser felices; la bendición de Jesucristo, camino de amor; la bendición del Espíritu Santo que resucitará nuestros cuerpos mortales; y la compañía de la Virgen nos acompañe siempre. Amén.

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