De Dios, ¡enamórate!

Por: Daniel, Joven Impresor de Reina

V-Festival-Juvenil-Ignaciano
V-Festival-Juvenil-Ignaciano

Jóvenes de diferentes diócesis y regiones de Cuba celebramos a finales del pasado mes de abril el V Festival Ignaciano. “Enamórate” fue la palabra que marcó el festival y dio nombre al encuentro. Esta vez tuvo lugar en La Habana, donde fuimos acogidos por las Hermanas Salesianas de Peñalver, con el cariño y los cuidados que las caracterizan.

Ver caras conocidas de los Campamentos y de otras experiencias de la Pastoral Juvenil Ignaciana hizo de la apertura del Festival un momento emocionante de encuentros. Entre juegos y charlas transcurrió un tiempo hasta que, reunidos en el salón principal, los animadores nos dieron la bienvenida.

Fin de semana

Durante el fin de semana compartimos experiencias de oración que marcaron un antes y un después en la búsqueda de nuestro Principio y Fundamento. Teniendo al Señor como centro de nuestra reflexión, tuvimos la dicha de conocer la experiencia del jesuita Pedro Arrupe, quien se enamoró de Dios y lo aceptó como proyecto de vida.

Durante la primera noche, entre cantos y silencios, estuvimos cara a cara con Jesús en la Eucaristía. Lo más llamativo fue el clima de adoración, esperanzador por ver a tanta juventud reunida a los pies del Maestro, en una misma sintonía. Me sentí a gusto, como en casa.

Si bien estábamos cansados, eso no nos impidió compartir en nuestros albergues, luego de la Vigilia, juegos de mesa y charlas, en un ambiente de hermandad cristiana, pese a que algunos no nos conocíamos con anterioridad.

En la mañana del segundo día, luego de la oración de acción de gracias y del desayuno, nos acompañó junto al padre Arrupe, el superior de los jesuitas en Cuba, P. David Pantaleón.

Otra experiencia invaluable en el desarrollo de la oración personal fue la de los pequeños grupos, en los cuales cada uno compartimos nuestra riqueza espiritual e intelectual, a fin de caminar juntos, conocernos y confirmar que hay otros que buscan la voluntad de Dios en pos de hacerla realidad en sus vidas. En esos momentos, la atención y el respeto fueron determinantes para el buen compartir por equipos.

Final

El programa del festival fue bien acogido. Todo estaba preparado para propiciar la oración, el discernimiento y la lectura de los libros que la Pastoral Juvenil nos obsequió, pero también hubo tiempo para divertirse, hacer deportes, bailar.

La noche del sábado fue mágica: cada diócesis o región preparó una representación artística de las realidades de sus vidas y de otros temas. Además, contamos con la presentación del grupo “Cauce”, proyecto de Cáritas Habana.

El domingo, octava de Pascua y último día del festival, cerramos nuestra convivencia juvenil con la Santa Misa, momento culmen de nuestra fiesta. Con alegría compartimos la Liturgia de la Palabra y la Eucaristía, para sellar nuestro deseo de estar con Dios y de volvernos a ver una vez más en el VI Festival Ignaciano. Que así sea.

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