Leñadores, cocodrilos, y el pantano

Por: José Antonio Michelena

Leñadores, cocodrilos, y el pantano
Leñadores, cocodrilos, y el pantano

La postemporada del béisbol cubano avanza

 

Finalmente la Serie Nacional número 60 de la pelota cubana tiene a sus dos finalistas, Granma y Matanzas, luego que el equipo de los cocodrilos matanceros llevara a lo más hondo del pantano a los leñadores de Las Tunas y ganara la semifinal por 4-2, una serie con más penas que glorias, como ha sido la tónica de estos play off, aunque menos aburrida.

Matanzas era el equipo favorito de esa semifinal –como lo es para la final– pero tuvo que batallar duro después de perder los dos primeros desafíos. De manera que a partir del tercer juego tejió una cadena de cuatro victorias consecutivas que empató el récord para una postemporada.

Los argumentos de Matanzas, los que lo convierten en un conjunto superior al resto (con independencia de que sea campeón de nuevo o no) son, esencialmente, dos:

  1. a) su nómina es multiprovincial, como ninguna otra lo es. Tiene peloteros de Cienfuegos, Sancti Spíritus, Camagüey, La Habana, Artemisa…
  2. b) la incoroporación reciente de tres jugadores con amplia experiencia en ligas extranjeras, incluyendo la MLB: Yadir Drake, Erisbel Arruebarruena, y Yadil Mujica.

El aporte de ese trío ha sido fundamental en lo que va de postemporada. Son ellos quienes han marcado la diferencia. Su nivel, sobre todo en el plato, es ostensible, y decidieron más de un juego con el madero, pero también lo salvaron con el guante.

Si no hubiera sido por estos tres peloteros, la historia de la semifinal hubiera sido otra, porque los seis juegos efectuados, aunque con características distintas cada uno –diferentes en sus marcadores, entre los cuales hubo dos muy reñidos y de muy pocas carreras (4×3 y 1×0)– tuvieron muchos aspectos en común: errores a la defensiva, señaladas carencias en el pitcheo, y desconcertantes estrategias de dirección en ambos conjuntos.

Los dos últimos aspectos están relacionados, y el tercero, en un sentido amplio, condiciona al segundo, aunque parezca lo contrario. Las deficiencias del béisbol cubano, aunque se manifiesten en el terreno, en los jugadores, emanan de los dirigentes y técnicos. Justamente Yadir Drake, en una entrevista con la revista digital Playoffmagazine, en agosto de 2020, ante la pregunta de si el béisbol cubano está en crisis, declaró:

“Cuba tiene buenos peloteros para imponerse en los eventos internacionales, pero tienen cosas que aprender todavía. La calidad de los jugadores está, pero faltan cosas que se les escapan de las manos a la hora de jugar contra profesionales. Eso no se arregla en el terreno, sino en las oficinas”.

Leñadores, cocodrilos, y el pantano
Leñadores, cocodrilos, y el pantano

Más claro ni el agua: la palabra oficina es una metáfora que apunta ya se sabe adónde. Esa crisis ya es vieja; sin embargo, los peloteros de aquí siguen llegando –y triunfando– al mejor béisbol del mundo. En la campaña de la MLB que comenzará en abril se puede romper la cifra récord de cubanos (30) para una temporada. Y también es posible que los jugadores de la Isla vuelvan a incluirse en premios importantes. Recordemos que José Dariel Abreu fue el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2020, y que Luis Robert Moirán fue el novato del año, así como lo fue Yordan Álvarez el año anterior, campaña en que Jorge Soler lideró los jonrones.

Pero bajo la dirección de nuestra “oficina”, en la Isla se sigue jugando un béisbol con varias décadas de atraso: se toca la bola una y otra vez, en cualquier situación de juego, en cualquier inning; se deja a los lanzadores abridores en la lomita hasta que ya no pueden más; y se trae a los relevistas a misiones casi imposibles.

Lastrados por esa pobreza que genera “la oficina”, pocos bateadores saben hacer ajustes en su turno al bate y se les ve con las mismas deficiencias año tras año; incluso hasta los veteranos más talentosos parecen novatos cuando les lanzan una slider pronunciada.

Ojalá la final Matanzas-Granma (aún sin calendario) tenga más brillo que lo visto hasta ahora en la postemporada. Desafortunadamente Matanzas no podrá contar para el primer juego (como mínimo) con su máxima figura, Yadir Drake, expulsado por la trifulca del último desafío contra Las Tunas, originada por la actitud antideportiva de un jugador tunero, un espectáculo lamentable, absurdo, que nunca debió ocurrir.

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