El 2020, año bisiesto que comenzó un miércoles, estará marcado a fuego en la historia de la humanidad por la transmisión incontenible, hacia los cinco continentes, del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, propagación iniciada en China durante 2019.
La Covid-19 ha cobrado muchísimas vidas y puesto a prueba, en el manejo de la crisis, a gobiernos y estados de sociedades muy diversas: desde las más democráticas y abiertas, hasta las más autoritarias y cerradas.
Pero también nos ha puesto a prueba a nosotros, que estamos viviendo una experiencia inédita, inimaginada, y no sabemos con exactitud cuándo y cómo va a terminar esta pesadilla. Tampoco qué vendrá después que concluya.
Mucho se ha especulado al respecto, al punto de llegar a la (casi) saturación del tema, pero no por mirar hacia otro lado la pandemia dejará de estar ahí, como el dinosaurio de Monterroso. Cada día nos levantamos y acostamos junto a su sombra.
Como han hecho otras publicaciones, hemos querido consultar el parecer de un grupo de intelectuales para inquirir sobre sus experiencias particulares durante todo este tiempo, saber cómo lo han empleado, cómo han transcurrido sus días, qué piensan sobre este presente, y qué esperan del futuro, cómo lo imaginan.
SOLO SE PUEDE LOGRAR LA SALVACIÓN DESDE UN YO REPARADO, RENOVADO E INCLINADO HACIA EL RESPETO Y LA RECONSTRUCCIÓN DE NUESTRO HÁBITAT Y TODOS SUS COMPONENTES
Sandra Ceballos
Sandra, ¿cómo has vivido estos meses de encierro? ¿Le has sacado provecho?
“Por estos días de recogimiento en casa, provocado por la terrible pandemia del SARS-Cov2 que ya ha causado más de 380 000 muertes de seres humanos, he organizado maratones matutinos de carreras en trote por los diferentes espacios hogareños. Luego, en respeto a la exigencia de mi cuerpo ante el agotamiento que deja el ejercicio y para recuperar las energías, reposo sobre mi cama mientras disfruto de filmes, series y de mi colección de dibujos animados.
”Es una acción —si no terapéuticamente efectiva ante el fenómeno que estamos padeciendo— de resistencia hacia la muerte en un brote urgente de instinto de conservación.
”Realizo estos maratones y reposos con una cámara fotográfica en la mano con el propósito de documentar el entorno de mi confinamiento mientras corro o descanso. Mi proyecto se titula «Maratón Aminoplease» y consta de más de 60 fotografías/color. Una tirada en ráfaga orienta mi carrera desde las habitaciones hasta la cocina, el giro y el regreso. Por el contrario durante el reposo, el entorno se percibe muy estático a través de mis pies y con la luz precaria de una habitación común, aparecen las imágenes del televisor.
”Estas fotos conforman una secuencia que narra mi desespero por reparar mi cuerpo y prepararlo para la batalla contra la pasividad e incertidumbre. No me interesa indagar sobre el estado sicológico que pudiera ocasionar este retiro en mí, porque en realidad el apartamiento siempre ha nutrido mi personalidad, es decir, no me asusta pasar muchas horas, semanas y meses con Sandra, hace ya algunos años hice las paces conmigo y aprendí a caerme bien”.
¿Hay alguna conclusión que hayas hecho, en términos existenciales, que quieras compartir?
“He reflexionado acerca de lo tormentosa que me resulta una parte responsable de la información sobre mi especie y su obra (constructiva/destructiva) sobre la tierra —esa antinomia diabólica con pocas virtudes y exacerbada acritud virulenta— que se revela al incursionar en las ciber-noticias. No obstante, tampoco me hubiera gustado ser un animal expuesto al genocidio de mis semejantes.
”No hay que probarle a nadie si somos talentosos o poderosos, quizás sea más sencillo —aunque no simple— entender qué es un brazo, y no un simple brazo, sino TU brazo, TU espalda, TUS vísceras, TU corazón, TU cabeza. No sabemos nada sobre nosotros y lo único que hacemos es criticar y criticarnos, desfigurar o maltratar nuestro cuerpo, mente y el entorno.
”Si no nos confinamos y convivimos un tiempo adentro, aprendiendo a eliminar esa patológica ansiedad de interactuar y competir con la sociedad, estaremos siempre en el mismo sitio: llenándonos de gentes que finalmente nos intoxican, que nos chupan nuestra energía y al final nos tiran a un lado para buscar nuevos horizontes, pero a su vez haremos esto mismo nosotros con otras personas formando parte de esa patética cadena de víctimas-victimarios y viceversa; así que tenemos que estar solos al borde del precipicio para aprender, porque nunca nos enseñaron (tampoco a nuestros antepasados) que realmente existíamos y que teníamos la posibilidad de conocernos, perdonarnos y querernos.
”Ahora el camino es buscar un Yo y respetar el Ello con la distancia debida, no establecer psico-dependencias y costumbres contaminantes, más bien asumir la práctica del desapego. Cuando aprendamos esto, se acabarán las excesivas necesidades de socializar, de lucir nuestro plumaje y esperar ser aceptados o no; se acabará la terrible obsesión de luchar por ser superior al Otro”.
¿Qué enseñanzas pudiera dejarnos, como seres sociales, este tiempo enclaustrados?
“Hay algo que he confirmado en estos últimos tiempos: es verdad que una multitud puede generar una fuerza capaz de modificar y revolucionar, pero ojo, los objetivos, las pretensiones y las direcciones son fundamentales y solo se puede lograr la salvación desde un YO reparado, renovado e inclinado hacia el respeto y la reconstrucción de nuestro hábitat y todos sus componentes. Si cada uno de nosotros de manera individual secuestramos nuestro Tánatos podremos avanzar en comunidad. Si cada uno de nosotros ayuda a un ser desvalido, un animal herido o desamparado, si organizamos nuestra propia limpieza del entorno más cercano, si no nos dejamos manipular por la avaricia, las excesivas ambiciones, la envidia, los complejos, el espíritu posesivo, lalala… cada pieza restaurada podría componer una sociedad totémica avanzada, al generar (partiendo de millones de YO curados) una multitud salvadora, renovadora, fuerte y eficaz capaz de vencer virus (si es que aparecen) de todo tipo y capaces de evitar los desastres naturales provocados por un crecimiento social irresponsable e inmaduro”.
¿Cómo avizoras el futuro pospandemia?
“Vienen tiempos difíciles, más aún. Nuestra especie ha procedido de manera brutal y genocida a lo largo de la historia. Todo lo que sucede no es más que la consecuencia de nuestra torpeza y vislumbro en el futuro un aumento mayor de la miseria, de los virus, las enfermedades mentales y somáticas, el abuso, la crueldad, el crimen, las guerras, los desastres naturales hasta que el mar cubra irremediablemente toda nuestra existencia.
”El virus se irá igual que apareció y puede que nos den una última oportunidad. Entonces tendríamos que desde ya comenzar los cambios”.
Sandra Ceballos Obaya
Artista visual, curadora, crítica de arte, promotora cultural. Graduada de la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Sostiene, en La Habana, el espacio de artes visuales Aglutinador desde 1994.
Se el primero en comentar