XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
Dar a Dios lo que es de Dios es caer en la cuenta de la esencia de la vida. Que Él nos ha creado como seres abiertos a la trascendencia y a la fraternidad, que Él nos ha creado para amar y ser amados, y sólo amando como Él nos ama, estamos pagando la deuda, estamos cumpliendo con la justicia de devolverle lo que Él nos ha dado primero; amor divino y humano, hacia Él y hacia los hermanos, amor encarnado y comprometido particularmente hacia los menos amables o amados. […]