En su alocución dominical, el cardenal y arzobispo de La Habana recordó que en la multiplicación de los panes, Jesús hizo lo mismo que en la última cena: «nos regala el pan de vida, que es su cuerpo y su sangre, alimento espiritual de vida eterna».
Reconoció la fe de tantos fieles que participan en misa los 52 domingos del año; de tantos católicos que, desde kilómetros lejanos, a pie, en bicicleta, en guagua, en botella, participan en este encuentro dominical. «Qué fe de quienes bajo relámpagos, truenos, lluvias torrenciales llegan al encuentro más importante de la semana», dijo. Y convidó a admirarlos, felicitarlos e imitarlos.
Recordó además que el próximo martes 4 de agosto, la Iglesia celebra la memoria de San Juan María Vianney, patrono de los párrocos. Este día en la Iglesia Catedral Metropolitana de La Habana, se bendecirán los óleos de los enfermos y de los catecúmenos, y se consagrará el óleo crisma perfumado.
Los sacerdotes, por su parte, renovarán las promesas del día de la ordenación sacerdotal y concelebrarán unidos la misa.
El cardenal García pidió a los fieles, enviar una felicitación a los sacerdotes que han marcado sus vidas de una u otra manera y pidió rezar por los lemas de su ordenación para que los puedan cumplir.
A continuación ofrecemos íntegramente la alocución dominical.
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