Alocución, 4 de julio, XIV Domingo del Tiempo Ordinario

Por: Arzobispo de La Habana, cardenal Juan de la Caridad García

Gracias a todos los que hacen posible esta emisión radial, hoy 4 de julio, domingo decimocuarto del tiempo litúrgico ordinario.

Hoy se lee en todas las iglesias católicas del mundo el evangelio de Marcos capítulo 6, versículos 1 al 6.

(EVANGELIO)

Todos quedan sorprendidos de la sabiduría de Jesús, el carpintero de Nazaret, el hijo de la Virgen María, el que tenía hermanos y hermanas. La Biblia designa hermanos a cualquier grado de parentesco.

Hay una gran admiración por las palabras de Jesús y estaban desconcertados al escuchar a quien durante 30 años había pasado inadvertido en su pueblo y de quien sólo recordaban su buen trabajo en la madera y en otros oficios propios de la época y su servicialidad desinteresada.

Es este el que nunca había hablado en la sinagoga, lugar de encuentro para leer la Biblia y comentarla y ahora cautiva con sus palabras nunca oídas.

Y también ahora lo rechazan de tal manera que el mismo Jesús, que ya había explicado la Sagrada Escritura en muchas aldeas y había curado a muchos enfermos y obrado milagros comenta: “Estoy extrañado de la falta de fe de mi pueblo, Nazaret”.

A muchos profetas les sucede que no les hacen caso, se burlan de ellos, le viran las espaldas. A muchos predicadores del Evangelio los rechazan.

A muchos padres, madres, abuelos, cuando enseñan el bien, la honradez, el llevarse bien entre hermanos, los hijos y los nietos nos tildan de atrasados.

En estos casos la dificultad no viene del profeta, predicador, maestro, familiares, sino de los oyentes, quienes no quieren ver, oír y vivir. No hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Sin embargo, a pesar de la incredulidad y de la falta de fe, Jesús sigue predicando en el reino de Dios aun clavado en la cruz. La mamá sigue enseñando a pesar de ser crucificada por los hijos, los sabios abuelos esperan siempre una mejor conducta de sus nietos, aunque a ellos los consejos les entren por un oído y le salgan por el otro.

Felicitaciones a todos los profetas que perseveran a pesar del desinterés por sus palabras.

(CANTO)

Los papás, quienes son profetas, padecen lo mismo que Jesús:

Yo tuve el papá más malo del mundo. Cuando nos regalaban cake, helado, caramelos, tenía que compartirlos con mis hermanos.

Nos acostábamos temprano, después de la Calabacita.

Nos obligaba a bañarnos todos los días, lavarnos las manos.

Cuando viajábamos en guagua, como él lo hacía, había que darle el asiento a los viejitos, personas con muletas, embarazadas.

Antes de salir a jugar había que enseñar que las tareas estaban hechas.

El regaño más fuerte venía cuando faltábamos el respeto a mamá y a los abuelos, y una soberana paliza recibíamos cuando robábamos mangos de los vecinos y otros bienes.

Nuestro papá, que amaba tanto a mamá, nos enseñó con la vida y el ejemplo que quererse para toda la vida es el más feliz matrimonio.

También nos enseñó que cuando uno huye de Dios, todo huye de uno. Y siempre conservó un letrero en la casa: “CON DIOS TODO, SIN DIOS NADA”.

Muchos amigos me han dicho que mi papá es el peor papá del mundo.

Todos mis hermanos quieren ser el peor papá del mundo como mi papá.

Gracias papá.

(CANTO)

Las madres, quienes son profetas padecen lo mismo que Jesús:

Mis hermanos y yo tuvimos la mamá más mala del mundo.

Había que desayunar, almorzar y comer lo que hubiera, aunque no nos gustara.

Teníamos que comer sentados todos a la mesa y no dejar nada en el plato.

Mi madre siempre insistía en saber en dónde estábamos, parecía que estábamos encarcelados.

Tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo.

Insistía en que, si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardáramos una hora.

Hizo que botáramos la basura maloliente, tendiéramos camas, aprendiéramos a lavar platos, trapear pisos, cargar agua, lavar la ropa interior, cocinar, tener el cuarto ordenado y muchas cosas igualmente crueles.

Creo que se quedaba despierta en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer.

Siempre insistía que dijéramos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Nadie podía tocar la puerta de los vecinos y salir corriendo. Nos enseñó a decir “gracias” y a querer ayudar a los viejitos de la cuadra.

De ella aprendimos a encender velas, poner flores y rezar todas las noches a la Virgen de la Caridad.

Cada vez que quedó embarazada muchos le recomendaron “sácatelo”, pero ella no hizo caso y defendió como leona sus frutos benditos, quienes hoy estamos aquí gracias a su amor por nosotros, sus hijos.

Ninguno de nosotros ha sido arrestado, cada uno de mis hermanos ha servido en una misión y también ha servido a nuestra sociedad.

¿Y a quién debemos culpar de nuestro horrible futuro?

A nuestra madre, ella fue un fracaso completo.

Vean todo lo que nos hemos perdido.

Nunca hemos podido participar en robos, drogas, alcohol, malas palabras, chismes que hicieron algunos amigos.

Ella nos hizo adultos educados y honestos.

Ahora que se ha ido al cielo y ya no está con nosotros en esta vida, se ha convertido de mala en santísima.

Estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera.

Doy gracias a Dios por haberme dado a la mamá más mala del mundo, quien nos dio la vida, nos educó y nos ayudó a ser felices.

(CANTO)

Dios enseña a sus hijos a través del Libro de los Proverbios capítulo 15:

Una respuesta amable calma la furia, una palabra hiriente hace que aumente la cólera.

Los ojos de Dios están en cualquier lugar, observan a los malos y a los buenos.

Las palabras que apaciguan son un árbol de vida.

La lengua perversa rompe las energías.

El tonto menosprecia la corrección de su padre, el sensato toma en cuenta las advertencias.

Hay muchas riquezas en la casa del justo y muchos problemas con las ganancias del malo.

Las palabras de los sabios propagan el saber pero no están en el corazón de los tontos.

Para el infeliz todos los días son malos, el que tiene alegre  el corazón por el bien está siempre de fiesta.

Más vale tener poco y amar a Dios que guardar tesoros y no tener paz.

El hombre arrebatado arma peleas, el que demora en enojarse trae la calma.

El camino del vago está jabonado de zarzas, el sendero de los trabajadores es como una carretera.

Un hijo sabio será la alegría de su padre, un hijo tonto será la vergüenza de su madre.

Los proyectos carentes de reflexión fracasan, tendrán éxito si han sido bien madurados.

Feliz el que tiene la respuesta acertada, nada mejor que una respuesta oportuna.

El camino del que crece, el de la vida, es para el hombre sensato, este evitará el que baja a la morada del mal.

Dios derriba la casa de los orgullosos pero protege el cercado de la viuda.

Un hombre recto reflexiona antes de responder, la maldad sale por si sola de la boca de los malos.

Una mirada benevolente alegra el corazón, una buena noticia reanima las fuerzas.

El que pone atención en los consejos saludables, tendrá su lugar entre los sabio, el que desprecia la corrección se perjudica a sí mismo.

El que escucha los consejos forma su conciencia.

El hombre propone pero Dios dispone.

Palabra de Dios, te alabamos señor.

(CANTO)

Los que profesan la religión del Judaísmo rezan estas oraciones que podemos hacer nuestras:

Oh Dios nuestro y Dios de nuestros padres, que nuestra oración llegue hasta ti. No te diremos somos inocentes, no tenemos pecados, sino que confesamos: hemos pecado. Somos de verdad culpables, hemos sido rebeldes a tu voluntad. Hemos cometido abusos de confianza, hemos blasfemado, hemos incitado al mal, hemos condenado al inocente, hemos sido orgullosos, hemos actuado con violencia, hemos afirmado cosas falsas, hemos dado malos consejos, hemos engañado, hemos despreciado cosas respetables, hemos desobedecido, hemos despreciado tus leyes, hemos sido perversos, hemos cometido injusticias, hemos oprimido al prójimo, hemos endurecido nuestro corazón, nos hemos entregado a la corrupción, hemos cometido acciones vergonzosas, hemos seguido malos caminos, hemos rechazado a nuestro prójimo, hemos abandonado tus mandamientos para nuestra desdicha y tú, tan justo en todo lo que nos sucede, has seguido siempre actuando con amor y fidelidad para con nosotros, pero nosotros te hemos desconocido y hemos pecado.

(CANTO)

La sabiduría popular también nos enseña.

Con el ver una injusticia es peor que sufrirla.

Tus posibilidades son muchas si estás dispuesto a mirar el horizonte con fe y esperanza.

Teniendo fortaleza en el corazón y decisión en la mente el triunfo es natural.

Siempre habrá cosas difíciles de cambiar, para esos casos lo conveniente es aprender a digerirlas sin que nos enfermen.

El éxito mal manejado puede engañarte, alimentando tu ego y apartándote del verdadero camino a la felicidad, el camino verdadero es el de la humildad y la armonía.

Si quieres amor en tu vida, posees la herramienta perfecta para que tu corazón nunca falle.

Para superarse en la vida no hay más que insistir en generar constantemente los cambios necesarios en nosotros para actuar bien.

No hace falta ser el mejor en todo, sino ser la persona que busca el bien de los demás.

La vida enseña de miles de maneras, busca siempre aprender desde el amor.

Nunca esperes el éxito si no estás bien consciente del esfuerzo, el trabajo y de que beneficiará a alguien más que a ti.

Dentro de ti mismo está todo lo necesario para dar vuelta a los fracasos y convertirlos en éxitos.

La felicidad no es una cosa, sino un conjunto de actitudes, pensamientos y acciones que nos mantienen en armonía.

Un día de nuestra vida vale tanto como la vida entera, no lo desperdicies.

Busca personas que animen tu alma, no que destruyan tu corazón.

Los triunfos no deben ser solo en lo laboral o económico. Los triunfos deben ser ante todo en lo espiritual y emocional.

Ten fe y confianza, haz tu trabajo, insiste y se positivo; verás buenos frutos.

Recuerda incluso en tus peores días que no hay árbol que el viento no haya sacudido.

La vida te ha retado a una nueva batalla pero no te preocupes tu puedes vencerla.

(CANTO)

Oración para alejar las tempestades:

Oh Dios, a quien obedecen todos los elementos de este universo, serena las furias de las tempestades, concédenos un tiempo sereno para que mediante la acción de gracias de tiempos buenos podamos servirte para tu gloria y para servicio del prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Y la bendición del Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos los enfermos que padecen el coronavirus y el Señor les devuelva la salud. Amén.

(CANTO)

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