Cuando un amigo se va

Por: Jorge Villa

Nos ha dicho adiós Gustavo Andújar. Para algunos el presidente de OCIC-Cuba desde 1994, para otros el director de la Revista Espacio Laical y de Ecos y para muchos el presidente mundial de SIGNIS desde 2014 hasta 2017. Para mi, un amigo, al que me unía la enorme pasión que ambos sentíamos por el cine.

 

Nos conocimos una fría tarde invernal en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén. Nos presentó un amigo común, Juan José Rodríguez Menéndez, conocido por el apodo de Joannes. Yo acababa de cumplir 20 años y él tenía 22. A los tres nos unía nuestro interés por el cine, pero no sólo por sus artistas, directores, técnica, sino además por su peculiar forma de contar historias a través del lenguaje cinematográfico, ideal para expresar y experimentar una espiritualidad.

 

Eran comunes nuestras tertulias en las tardes de los domingos, generalmente a la salida de la misa de la Santa Cruz, donde comentábamos la última película estrenada o lo que habíamos podido oír por la onda corta radial de la última película estrenada más allá de nuestras fronteras o de los premios del Festival de Cannes.

 

Cuando se acercaba la premiación del Oscar, nos reuníamos en casa de Gustavo junto a otras amistades, para poder captar, por medio de una antena artesanal construida por él, los acontecimientos de la premiación. Generalmente terminábamos frustrados y viendo alguna que otra película que entraba en vez de la premiación. Pero esa cita se repitió año tras año, hasta la época del video, para entonces la premiación circulaba en formato Beta.

Gustavo y Chelita, su esposa.
Gustavo y Chelita, su esposa.

Con el paso del tiempo y las responsabilidades que trae asumir una familia y la llegada de los hijos, nos fuimos separando, cada cual tomaba su camino, pero nuestra pasión por el cine nos volvió a unir, esta vez a través de OCIC-Cuba y el impulso de esa gran mujer apasionada del apostolado cinematográfico que fue Gina Preval.

 

Trabajamos juntos para varios eventos, festivales, congresos, asambleas de asociados de comunicadores católicos y como ensayistas, críticos, investigadores de la Revista ECOS. Fue una larga colaboración desde finales de la década de los 80 del pasado siglo hasta nuestros días, donde no todo fue color de rosa, donde a veces había puntos de criterios bien diferentes que provocaban roce y distanciamiento en ocasiones, pero que él salvaba con su fino sentido del humor al decir: “Bueno, Carlos Marx decía que la unidad y lucha de contrarios es la base del desarrollo”.

 

Ese sentido del humor lo aplicó varias veces para gastarme bromas, y cuando me iba a presentar a otros colegas, le decía a ellos: “Si te quieres meter a Jorge Villa en el bolsillo, dile que tu actriz preferida es Ann Sheridan”, la carismática y bella pelirroja de los años 40 del pasado siglo. Así era él de jaranero cuando estaba entre amigos.

 

Ya no está, y como bien dice Alberto Cortés, cuando un amigo se va no lo reemplaza la llegada de otro amigo. Lo extrañaré siempre, pero me reconforta saber que está bien, en la Casa de Nuestro Creador.

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