Entrevista al padre Rolando Montes de Oca

Por: Xavier Carbonell-Corresponsal de SIGNIS

Padre, Rolando Montes de Oca
Padre, Rolando Montes de Oca
«La verdad tiene que ser una pasión del comunicador”
Enfático en su palabra y cauteloso con el impacto de las redes sociales, el padre Rolando Montes de Oca conversa con SIGNIS-Cuba sobre el 11 de julio y cómo funcionó la comunicación de aquellos sucesos. Fake news, manipulación de la verdad, silenciamiento y un imaginario cada vez más complejo en su diversidad son algunos de los temas a los que se refiere este sacerdote, que hace suyas las ideas del Papa Francisco sobre el periodismo: el ejercicio informativo debe entrañar curiosidad y amor por la verdad, de manera que anticipemos —mediante la palabra y su huella— el sueño de la Cuba futura. Con este diálogo, SIGNIS-Cuba comienza un ciclo de entrevistas destinado a reflexionar sobre el presente y futuro de la nación.
Querido Padre, el pueblo de Cuba ha vivido estas últimas jornadas —siempre que estuvo disponible la conexión— aferrado a los teléfonos celulares, tratando de informarse sobre la situación y notificar a sus parientes en el exterior; en los celulares han quedado imágenes horribles pero elocuentes; es evidente que en la memoria cubana permanecerá este momento, gracias a una batalla incesante entre versiones de los mismos acontecimientos.
¿Qué papel ha tenido la comunicación en los sucesos del 11J? ¿Cómo valora esta «guerra» en el interior de las pantallas?*
«Las pantallas han sido decisivas desde el inicio. Lo primero que ocurrió fue la manifestación en un pueblo, y por las pantallas el resto de los pueblos la conoció y se sintió invitado a hacerla, se sintió animado. Sintió que era la posibilidad, el momento, y fue el estallido social. Por las pantallas también han circulado imágenes de tantos presos, de tantos golpeados, de tantas personas que todavía hoy están siendo encarceladas. Y lo sabemos instantáneamente, cuando tenemos acceso a internet. Las pantallas han sido decisivas, claro que sí.
«También por las pantallas han circulado fake news, algunos dicen que preparadas por el mismo gobierno para desacreditar —cosa que el gobierno suele hacer— a los contrarios, para desprestigiarlos, para después presentarlos como mentirosos. Las pantallas están siendo muy necesarias, la conexión, el internet, los teléfonos. De hecho, una de las medidas que tomó el gobierno fue un corte general de internet en todo el país. Este corte fue desmentido por el canciller [Bruno Rodríguez Parrilla] pero fue afirmado por una periodista oficialista: sí, había sido una estrategia del gobierno.
«En definitiva, todos sabemos lo peligroso que es cuando alguien está filmando el momento en que la policía o el gobierno está comportándose indebidamente. Enseguida, el primer ataque va contra ese que lleva un teléfono en la mano. Es muy decisivo en este momento el papel de la comunicación, sea para convocar o para influir. Por eso muchos estamos insistiendo en la necesidad de escucharnos, en la necesidad de reconciliarnos, en la necesidad de no recurrir a la violencia y de soltar las armas, aunque sea el mismo gobierno quien las haya puesto en las manos de sus defensores».
¿Es posible trazar una cartografía del periodismo cubano reciente, un panorama que abarque un rostro y otro del asunto —el sistema informativo oficial, los medios alternativos, el reporte improvisado de quien se graba a sí mismo—, sus limitaciones y posibilidades? ¿No nota usted un descenso a la vulgaridad, a la mentira, una degradación en el oficio de informar?
«El fenómeno periodístico en Cuba se ha diversificado mucho, después de que en 2019 los cubanos pudimos tener acceso a internet por datos móviles en los teléfonos. Aunque ha sido con precios prohibitivos y con mucha inestabilidad, sí que se han multiplicado los sitios, los podcasts, los reportes y, desde luego, ese gran informador amorfo que son las redes sociales.
«La prensa oficialista cubana más que periodismo lo que hace es propaganda. Más que respetar o atender al interés público, atiende al interés del informador, que siempre es comunicar solo las noticias que favorecen la ideología, el sistema y, las que no lo hacen, se varían, se editan, se ponen en función del sistema. Por parte de los periodistas independientes también circulan fake news a veces. Se dice que las echa a rodar el mismo gobierno para desacreditar la prensa independiente. Pero también, como en todo hijo de vecinos, siempre hay algún pariente que informa mal. Falta profesionalidad, desde luego, falta equilibrio. La situación es tensa en Cuba, la situación en Cuba es muy compleja y complejas son también las comunicaciones que la describen, a menudo exageradas de un lado o del otro.
«Circula un lenguaje muy deforme, eso es verdad; se ha descendido hacia la vulgaridad, eso también es verdad. Pero la vulgaridad no solo verbal, sino de la vida toda en Cuba. La vida cubana se ha vulgarizado mucho en los últimos tiempos, y así también es como la narrativa periodística la hace llegar a los que no la conocen o a los que les queda lejos. La verdad es que hasta hace unos pocos años, en el pueblo de al lado ocurrían cosas tremendas y nadie se enteraba; y ahora, a un golpe de click, el domingo pasado un grupo notable, considerable, un grupo que no puede ser llamado, como dice el gobierno, un «grupúsculo», sino un pueblo que se lanzó a la calle.
«Y todos, a partir de los reportes espontáneos, de periodistas ‘de a pie’, todos lo supieron y muchos otros se sintieron animados a hacerlo y también lo hicieron. Y eso puso al gobierno a pensar, y al presidente [Miguel Díaz-Canel Bermúdez] a hablar, y a todos a tomar medidas y decisiones, lamentablemente la mayoría erradas, la mayoría violentas. Pero la noticia corrió y todos hemos estado al tanto de lo que ha ocurrido en toda Cuba. Eso en otra época no hubiera sido posible».
En Cuba se han fortalecido asociaciones laicas católicas, integradas a menudo por jóvenes, que van ganando organización e influencia. ¿Tiene algún consejo para aquellos que, como SIGNIS o la Red Católica Juvenil, inician un nuevo tipo de comunicación eclesial?
«A los jóvenes católicos comunicadores, primero, los abrazo y los respeto por el gran trabajo que hacen, por el gran esfuerzo que hacen para llevar adelante esta noble profesión del periodismo, y hacerlo desde la mirada de la fe. Después, decirles que es necesario el periodismo en la Iglesia, porque es necesaria esta mirada de fe en medio de todo lo que ocurre, en medio de la avalancha informativa sobre esos mismos acontecimientos, es siempre luz.
«Luego, compartirles esto que para los cubanos lamentablemente no es tradición ni es evidente, pero sí es necesario: no desapegarnos nunca en nuestra comunicación del interés público. El respeto por nuestro pueblo exige que sigamos su interés y respondamos a su interés informativo. El gran desafío nuestro será siempre convertir lo importante en interesante, y hacerlo así llegar a todos. Por otro lado es indispensable también el apego a la verdad. Nunca se puede mentir, nunca y por ningún motivo. Nunca se puede ocultar. El periodismo no es para ocultar ni es para mentir. El periodismo es para informar. Y cuando eres seguidor de Jesucristo, que es la Verdad, el apego a la verdad, el amor a la verdad, ha de guiar los pasos de todo cristiano comunicador».
¿Qué libros, filmes o piezas musicales pueden ayudarnos a comprender mejor la Cuba de hoy?
«Entre los libros recomiendo ‘La noche no será eterna’, de Oswaldo Payá; y ‘El poder de los sin poder’ [de Václav Havel]. Entre las películas, Conducta es muy buena para comprender lo que está pasando en Cuba y cómo es la sociedad cubana, cómo ha sido hasta hoy».
El cubano ha vivido en carne propia el fenómeno de las fake news, no solo en las redes sociales sino en medios informativos de otros países —Rusia, por ejemplo—; la situación se ha deformado hasta niveles paroxísticos, y hay quien afirma que falsear los acontecimientos es lícito si esto responde a un fin estratégico. A pesar de eso, ¿no es esto un insulto a la naturaleza y la búsqueda de la verdad? ¿Cuál es su valoración al respecto?
«La verdad tiene que ser una pasión del comunicador. Las fake news son un atentado a la dignidad humana porque hemos sido creados para la verdad. Un buen comunicador, un buen reportero, un buen periodista, un buen columnista incluso, tiene que estar ante todo apegado a la verdad. Y tiene que verificar los acontecimientos, no compartir sin antes verificar que lo que está recibiendo es real y que se corresponde con la realidad. Tratar de visualizarla con la mayor objetividad posible —ya sabemos que objetivos cien por ciento nunca lo seremos—, pero si tenemos que buscarla, tender hacia ella, tratar de hacer luz sobre todas las aristas de la sociedad, de la realidad. No sobreiluminar y ocultar otra, ni aún cuando esto conduzca a fines aparentemente buenos. Los fines ‘buenos’ que se persiguen con la mentira o con el ocultamiento, más temprano que tarde revelarán su identidad oscura, negativa. La verdad es luminosa, y la verdad, la justicia y la caridad van juntas. No se puede pretender el bien si no es por el camino de la verdad.
Quisiera pedirle que compartiera su visión personal del mañana. ¿Podemos, mediante la comunicación de la verdad, de la cultura, del bien, acercarnos más a ese sueño de la Cuba futura?
«Yo creo que la mentira, la manipulación, el ocultamiento, la censura despiadada, los cortes de canales de comunicación (como internet), la persecución de periodistas, el hecho de que algunos periodistas tengan que distinguirse llamándose ‘independientes’, cuando el periodismo es de suyo independiente… todo eso tiene que quedar atrás. La Cuba a la que yo aspiro, con la que sueño, por la que yo rezo y trabajo es una Cuba apegada a la verdad, con posibilidad de información, con libertad de expresión. Donde se pueden comunicar los comunicadores, claro que sí, porque son seres humanos, pero donde la norma no sea el ocultamiento, la tergiversación, la manipulación y la mentira. La Cuba por la que yo sueño, rezo y trabajo es la Cuba donde cada cubano puede tener acceso a la verdad; y puede, deseándolo, ayudar a ser parte de esa verdad, de esa justicia y de esa libertad que ahora mismo están germinando, están gestándose, no sin dolor».
Tomado de signis.net

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