Emilio Cueto: explorador en la profunda cubanía

Por: Miguel Terry Valdespino

Emilio junto al pintor Denys San Jorge en la peña Mezcla.
Emilio junto al pintor Denys San Jorge en la peña Mezcla.re en el alma del pueblo cubano

Trabas de todo tipo y las clásicas malinterpretaciones provincianas de siempre, habían impedido la presencia en la provincia de Artemisa del doctor Emilio Cueto, un brillante investigador, actor, músico, escritor y coleccionista cubano-americano, al que las trabas y las malinterpretaciones –contrario a lo que sucede a muchos mortales– parecen no perturbarlo en lo más mínimo.
De ello dejó constancia cuando, por fin, en la biblioteca municipal Antonio Maceo, de Bauta, en noviembre de 2015, pudo impartir una sustanciosa conferencia en torno a uno de los títulos de su autoría mejor acogidos en la Isla: el magníficamente bien documentado libro La Virgen de la Caridad del Cobre en el alma del pueblo cubano, una obra que toda biblioteca de intramuros debería atesorar en su seno, por el riquísimo bagaje cultural recogido en cada página de este título en torno a la interpretación de un símbolo que va mucho más allá del ámbito exclusivamente religioso.
Desde entonces, Emilio Cueto, sin protocolos de ningún tipo, a veces viajando a bordo de un ómnibus repleto y otras en la “panza” de un vaporoso camión de pasajeros, no ha dejado de estar presente en este pedazo de tierra artemiseña, donde lo ha acogido un público que ya bien lo conoce y, especialmente, dos magníficos creadores y amigos: los artistas de la plástica Rael Rodríguez Capote y Denys San Jorge Rodríguez.
Precisamente en la peña de promoción artístico-literaria Mezcla, que conduce el segundo de estos creadores, donde había presentado su libro sobre la Virgen mambisa, en la sede de la misma biblioteca, Emilio presentó otro de sus títulos, ante el cual sería imposible no detenerse largamente, y en más de un trabajo periodístico, si he de ser justo: Cuba en USA (Ediciones Polymita S.A.), hermoso y corpulento volumen realizado en estrecha y decisiva colaboración con el fotógrafo Julio Larramendi, y con el aporte de los diseñadores Yamilet Moya, Camila Suárez y Raúl Izquierdo.
Desde el inicio de su presentación en la Peña Mezcla, el doctor Cueto dejó en claro que “es normal la huella de un país grande en uno pequeño, pero si sucede a la inversa es un privilegio”. Con una puntillosa explicación y una riquísima galería de imágenes recogidas en el libro, el autor fue detallando la presencia y el impacto de lo cubano en los más diversos espacios de la vida norteamericana durante más de dos siglos: en la prensa, el deporte, la religión, la música, la masonería, los comics, la gastronomía, la literatura, la historia, la arquitectura…
De sus labios conocimos que, del bolsillo de muchos cubanos, salieron recursos fundamentales para apoyar la causa independentista de George Washington; la enseña nacional cubana se imprimió por primera vez en un periódico neoyorkino; obras nuestras imprescindibles como Oda al Niágara, Cecilia Valdés y La Edad de Oro salieron de las galeras en estos predios norteños.
Gracias a las hazañas de Maceo, muchos afronorteamericanos recibieron este nombre al nacer; el Titán de Bronce y Gómez se reunieron con Martí en la calle 9 de Nueva York; calles norteñas llevan el nombre de estos patricios insignes y el de otros como Ignacio Agramonte y Juan Gualberto Gómez; el Partido Revolucionario Cubano se fundó en la patria de Abraham Lincoln, al igual que el jazz latino desde las manos del imprescindible Chano Pozo.
El Museo de Arte Moderno reconoció la extraordinaria calidad de los pintores de la Vanguardia cubana y decidió promoverlos; muchos autores norteamericanos ubicaron a la mayor de Las Antillas como escenario de alguna de sus creaciones, entre ellos el memorable narrador Ernest Hemingway; miembros del Movimiento 26 de Julio hicieron ondear la bandera de esta organización en la parte más alta de la estatua de la Libertad; dieciséis ciudades norteñas llevan por nombre Havana y veinte se llaman Cuba, a las cuales pueden sumarse decenas de restoranes que llevan el primero o el segundo de estos nombres…
Todo lo citado anteriormente es apenas un botón de muestra del libro Cuba en USA. Pero es una prueba indiscutible de que, pese a cualquier obstáculo a las normales relaciones entre ambos países, una vecindad e influencia mutuas de varios siglos no puede ser borrada por los caprichos de nadie. Todo lo contrario. En esa historia de vecindades e influencias recíprocas debe estar el mejor de los pretextos para una convivencia sana y sin presiones de ninguna clase.
El doctor Emilio Cueto tuvo a bien donar ejemplares de este libro a un grupo de bibliotecas e instituciones docentes y culturales de nuestro país, algo que ya había realizado con su libro sobre la Virgen de la Caridad del Cobre, generoso detalle que, en el caso del territorio bautense se ampliaría, al donar Emilio al Museo de San Pedro varios periódicos italianos y uno francés, en los cuales se recoge la caída en combate del Titán de Bronce en ese lugar histórico.
Emilio, un hombre que nunca para de investigar ni de coleccionar, es autor también de obras como La Cuba pintoresca de Frederick Mialhe, ILustrating Cuba’s Flora and Fauna y Cuba in old maps, donde se abre con lucidez a otros caminos y misterios de la naturaleza y la gran aventura humana, ante los cuales siempre tiene una sonrisa a flor de labios y un modo flemático, elegante y generoso de ignorar cualquier molesta –y a la postre insignificante– piedra que se interponga en su camino. Ω

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