Quinto día de la Novena a la Virgen

3 de septiembre del 2020

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Santa María de la Caridad, Madre del Señor
Jesús, te veneramos con especial cariño y
amor.
Te alabamos, Madre y Patrona del pueblo
cubano, porque has estado presente en
todas las luchas, penas y alegrías de tu
pueblo.
Virgen Mambisa, proclamada y venerada
por nuestros veteranos, te pedimos que
hoy, como ayer, estés presente en la vida
de tu pueblo querido: este pueblo que busca
el amor, la comprensión y la unión sincera
de todos los cubanos.
Te ofrecemos; el esfuerzo de nuestros
cristianos, el trabajo de nuestros obreros y
campesinos, el estudio de nuestros jóvenes,
la sonrisa de nuestros niños, el dolor de
nuestros enfermos, el desvelo vigilante y
callado de todas nuestras madres, la
soledad de tantos hermano, viudas y
huérfanos la entrega generosa de nuestros
mártires y difuntos, el sentimiento noble y
sencillo de nuestro pueblo
Madre de la Caridad, llegue hasta tu altar
del Cobre, tan amado y venerado, las
súplicas que te presentamos.
Amén

Maria, aprende a madurar como discípulade su hijo

La santísima Virgen, en efecto, que, por un don singular de Dios, fue madre de Cristo, fue también, por una razón especialísima, su «primera y más perfecta (…) discípula» (MC 35).

En la Virgen María, resuena en cierto modo la voz de Cristo, que, a la alabanza de aquella mujer anónima («Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron») respondió: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen» (Lc 11, 27-28); es también como un eco de la frase de san Agustín al comentar aquel lugar del evangelio «¿Quién es mi madre?» (Mc 3, 33): «Ciertamente, cumplió santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por  ser madre de Cristo» (Sermo 25, 7: PL 46, 937).

En el contexto del Evangelio de Lucas, la mención del corazón noble y generoso, que escucha y guarda la Palabra, es un retrato implícito de la fe de la Virgen María. El mismo evangelista habla de la memoria de María, que conservaba en su corazón todo lo que escuchaba y veía, de modo que la Palabra diese fruto en su vida. La Madre del Señor es icono perfecto de la fe, como dice santa Isabel: «Bienaventurada la que ha creído» (Lc 1,45).

En su vida, María ha realizado la peregrinación de la fe, siguiendo a su Hijo. Así, en María, el camino de fe del Antiguo Testamento es asumido en el seguimiento de Jesús y se deja transformar por él, entrando a formar parte de la mirada única del Hijo de Dios encarnado.

Peregrinar en la fe, crecer como discípulos del Señor, es transitar cada día por el  sendero de la santidad. El Concilio Vaticano II lo destacó con fuerza: «Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre». Lo que interesa es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él (cf. 1 Co 12, 7), y no que se desgaste intentando imitar algo que no ha sido pensado para él. (Exhortación Apostólica “Alégrense y regocíjense” Papa Francisco)

María con su fe llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo, y también se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de los discípulos. Del Evangelio emerge su figura de mujer libre y fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de Cristo. Ella ha vivido por entero toda la peregrinación de la  fe como madre de Cristo y luego de los discípulos, sin que le fuera ahorrada la incomprensión y la búsqueda constante del proyecto del Padre.

Decena del Rosario

En este momento piensa en
silencio aquella
gracia que quieres pedir a Dios
por intercesión de la Virgen de la
Caridad durante esta
novena (Breve silencio).
Ofrecemos esta
decena del rosario por todos
nosotros que hemos
acompañado a la Virgen,
pidiendo que seamos discípulos
y misioneros que viviendo la fe,
en nuestras familias y en medio
de nuestro pueblo, llevemos el
evangelio de Jesús a todos.

ORACIÓN FINAL

Virgen de la Caridad del Cobre «Has venido
a visitar nuestro pueblo y
has querido quedarte con nosotros como
Madre y Señora de Cuba, a lo largo de su
peregrinar por los caminos de la historia».
– «Tu nombre y tu imagen están esculpidos
en la mente y en el corazón de todos los
cubanos, dentro y fuera de la Patria, como
signo de esperanza y centro de comunión
fraterna».
– «¡Madre de la reconciliación! Reúne
a tu pueblo disperso por el mundo. Haz de la
nación cubana un hogar de hermanos y
hermanas, para que este pueblo abra de par
en par su mente, su corazón y su vida a
Cristo, único Salvador y Redentor».

Compromiso personal

¿A qué me comprometo a vivir en este día?
Pienso en algo concreto que pueda hacer para manifestar el amor y la fe en el Señor.

Bendición

El Señor Todopoderoso, nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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