Hoy y mañana de una pandemia (9)

Por: José Antonio Michelena

El 2020, año bisiesto que comenzó un miércoles, estará marcado a fuego en la historia de la humanidad por la transmisión incontenible, hacia los cinco continentes, del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, propagación iniciada en China durante 2019.

La Covid-19 ha cobrado muchísimas vidas y puesto a prueba, en el manejo de la crisis, a gobiernos y estados de sociedades muy diversas: desde las más democráticas y abiertas, hasta las más autoritarias y cerradas.

Pero también nos ha puesto a prueba a nosotros, que estamos viviendo una experiencia inédita, inimaginada, y no sabemos con exactitud cuándo y cómo va a terminar esta pesadilla. Tampoco qué vendrá después que concluya.

Mucho se ha especulado al respecto, al punto de llegar a la (casi) saturación del tema, pero no por mirar hacia otro lado la pandemia dejará de estar ahí, como el dinosaurio de Monterroso. Cada día nos levantamos y acostamos junto a su sombra.

Como han hecho otras publicaciones, hemos querido consultar el parecer de un grupo de intelectuales para inquirir sobre sus experiencias particulares durante todo este tiempo, saber cómo lo han empleado, cómo han transcurrido sus días, qué piensan sobre este presente, y qué esperan del futuro, cómo lo imaginan.

 

CULTIVEMOS PENSAMIENTOS POSITIVOS PARA QUE EL UNIVERSO NOS LOS DEVUELVA DE LA MISMA FORMA

Doctor Jesús Dueñas Becerra
Doctor Jesús Dueñas Becerra

Jesús, ¿cómo ha vivido usted estos meses de encierro?

“He aceptado la realidad, porque uno de los principios fundamentales de la psicología cognitivo-conductual es —precisamente— no querer o desear algo que, en este momento, no existe, y lo que exige la situación que atravesamos es que mantengamos el aislamiento físico (no social, lo cual es un mayúsculo disparate, porque el hombre —genéricamente hablando— es, en su esencia íntima, un ser social). Lo que he hecho es repartir las actividades cotidianas durante la mañana, la tarde y la noche, en que leo, escribo, veo televisión y me conecto a Internet”.

¿Hay alguna consideración que haya hecho, en términos existenciales, religiosos, espirituales, que quiera compartir?

“Soy un cristiano por devoción y convicción que cree en el amor y el perdón de Dios. Por lo tanto, la única consideración que puedo formular al respecto es que la pandemia de Coronavirus constituye un fenómeno natural, no un engendro bacteriogénico fabricado en un laboratorio neonazi y mucho menos un castigo divino.

”La Psicología puede ayudar a combatir el Coronavirus que azota a la población que vive, ama, crea y sueña en la mayor isla de las Antillas, y por ende, contribuir a frenar ese flagelo que amenaza la integridad bio-psico-socio-espiritual del cubano.

”Ante todo, se debe aclarar la diferencia esencial que existe entre el temor como expresión legítima del sentido freudiano de conservación, y el miedo, como resultado de un estado emocional enfermizo, que se puede convertir en un boomerang para quien lo padece.

”Según la clasificación elaborada por el ilustre psiquiatra hispano-cubano, Emilio Mira y López, la ansiedad es el miedo a lo conocido y la angustia el miedo a lo desconocido.

”El temor es una reacción emocional completamente normal, mientras que el miedo, expresado en forma de ansiedad o angustia, deviene emoción negativa que paraliza al hombre, y en ocasiones extremas, lo coloca delante de situaciones que le pueden costar la vida.

”De ahí que, como acuciosa medida de salud mental, se debe evitar a toda costa darles cabida en nuestra psiquis al miedo, a la ansiedad, a la angustia, al estrés, desencadenados por la Covid-19. La palabra de orden no es el miedo, y mucho menos el pánico, sino la responsabilidad para cuidar de nosotros y del otro.

”Entre otras cosas de puntual interés, se debe tener en cuenta que el cerebro (o Sistema Nervioso Central) es el rector del organismo humano, y que todo lo que afecta al cuerpo, tiene su repercusión inmediata en las esferas afectivo-espiritual y conativa de la personalidad. En síntesis, todo lo que afecta anímicamente al homo sapiens tiene resonancia inmediata en su esquema corporal.

”Por otra parte, la depresión, casi siempre asociada a la ansiedad, la angustia, el estrés, y como consecuencia de la posibilidad real o potencial del contagio viral, torna muy sensible y vulnerable al sistema inmune, lo cual favorece no solo la expansión del Coronavirus por todo el organismo, sino también su maquiavélica labor de zapa.

”De ahí la necesidad de que prevalezca en la población insular un comportamiento maduro y responsable, que implique un NO categórico a la depresión y un SÍ rotundo a la vida, a la salud.

”Si nos dejamos llevar por el miedo, la ansiedad, la angustia, el pánico, el estrés, que tanto daño le hacen a la tríada cuerpo-mente-alma, nuestros pensamientos se tornarán muy negativos, y en esa misma forma, saldrán al espacio, y el universo nos los devolverá de igual manera, ya que la función desempeñada por el universo es rebotar los pensamientos positivos o negativos que irradiamos hacia el medio exterior”.

¿Qué enseñanzas pudiera dejarnos, como seres sociales, este tiempo enclaustrados?

“El tiempo de enclaustramiento al que nos hemos visto abocados con motivo de la gradual y progresiva expansión de la Covid-19 ha devenido un re-encuentro de la familia cubana con los integrantes de las diferentes generaciones que integran la célula fundamental de la sociedad, lo cual ha facilitado —entre otras cosas— el descubrimiento (no formación) de valores éticos, humanos y espirituales en los miembros de dichos núcleos familiares que, como consecuencia de los más disímiles motivos, se encontraban reprimidos, y en algunos casos, lamentablemente perdidos. Me parece que vale la pena citar aquí un vigente aforismo popular: ‘no hay mal que su bien no traiga’”.

¿Cómo avizora usted el futuro pospandemia?

“Como persona que —al igual que José Martí— creo ‘en el mejoramiento humano [y] en la utilidad de la virtud’ estoy seguro de que saldremos de esta lamentable situación mucho más fortalecidos y enriquecidos, tanto desde el punto de vista humano como espiritual. Cultivemos pensamientos positivos para que el universo nos los devuelva de la misma forma. ¡Dios quiera que así sea!”.

JESÚS DUEÑAS BECERRA

Psicólogo, crítico y periodista. Doctor en Psicología. Miembro de la Asociación Internacional de Psicogeriatría (IPA), miembro titular de la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud, y miembro numerario de la Sociedad Cubana de Psicología.

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